miércoles, 25 de enero de 2012

OTRA TORRE DE PISA


El Big Ben se inclina como la torre de Pisa

El mítico reloj londinense ha comenzado a inclinarse para preocupación de los británicos

El Big Ben ha comenzado a escorarse peligrosamente, igual que lo hizo en su día la torre de Pisa. La mítica torre del reloj, que el mundo asocia con la quintaesencia de Londres, comenzó a caer hace muchos años hacia el noroeste. Hoy está tan ladeada que se aprecia a simple vista. Si uno observa el reloj en dirección al río Támesis notará una ligera inclinación hacia la izquierda. Medidas recientes indican que la torre está torcida 0,26 grados, lo que significa que la parte alta está desplazada 43, 5 centímetros con respecto a la perpendicular.
Hace meses que esta imagen de un Big Ben defectuoso se repite en los periódicos británicos, extendiendo cierta sensación de inquietud sobre el futuro del complejo, que alberga las dos cámaras del parlamento británico. No fue hasta ayer que el Parlamento Británico decidió crear una comisión especial para tomar cartas en el asunto. Una serie de exámenes arquitectónicos sentarán las bases para decidir cómo abordar el problema y, sobre todo, para descubrir hasta qué punto el sigiloso pero constante movimiento de la torre compromete la seguridad de los parlamentarios. “Este es el principio de un proceso muy largo. Los exámenes pueden alargarse entre 15 y 20 años”.
La preocupación no se centra sólo en el Big Ben sino en todo el complejo que compone el Palacio de Westminister, cuyos cimientos comienzan a hundirse hacia el río Támesis. Pese a las palabras tranquilizadoras de la comisión, varios diarios británicos aseguran que el nuevo grupo parlamentario discutirá el informe de un perito que recomienda el traslado del gobierno a otro edificio mientras se efectúa una reforma que costará hasta 1.000 millones de libras. (1.200 millones de euros).
El diario Daily Telegraph ha asegurado incluso que existe una propuesta para vender el edificio a promotores inmobiliarios rusos o chinos por unos 500 millones de libras (600 millones de euros). Esgrime como razón para tan impopular iniciativa que el Gobierno británico no puede permitirse en estos momentos una reparación tan costosa.

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