lunes, 23 de enero de 2012



Florida de noche
Códigos de una vida entre basura, hambre y abandono

POR DARÍO CORONEL

Después de las 22, la calle comercial más visitada por los turistas y disputada por los vendedores ilegales se transforma. Drogas, sobras de comida y la noche a cielo abierto son claves para sobrevivir.


23/01/12
Aquí el mundo se termina a las diez , diez y media de la noche, cuando se apaga la música del gentío, ya no hace falta cintura para esquivar personas y los comercios se convierten en pura reja y persiana gris. Aquí es la noche de Florida , la peatonal que ningún turista quiere dejar de conocer; la que enfrenta a manteros y comerciantes; la que transitan empresarios, marginales, prostitutas vip, pungas, motochorros. Todo el mundo caminó al menos una vez por Florida.
Eso de día; después de las 22, es otra cosa . Van a ser las doce y aquí y ahora, daría la sensación de que nadie llega por elección o por gusto. Puede que muchos vengan porque no hay donde ir. La mayoría llegó por su cuenta y terminó formando su familia. O “ranchadas”, como se llama en Florida de noche al grupo de personas que se mueven juntas, de un lado al otro, comparten cosas, se defienden de peligro de vivir en la calle .
Hace más de una hora que Roberto espera por cenar en un lugar en el que jamás podría pagar. La demora no se debe al olvido de un mozo. Está en la puerta de uno de los McDonald’s de la Florida nocturna, esperando que el encargado de seguridad haga de camarero, y salga a la puerta y ellos puedan comer. “Lo que comemos lo separan de la basura –cuenta–. La envuelven en una bolsa y la entregan a la gente que lo necesita. No es verdad que los empleados tiran la comida en la basura y la gente carenciada tiene que buscar ahí”. Luis junta cartones y papeles desde el 2000, está sentado con su carro; lo rodean algunos de sus hijos, que corren, juegan, se divierten, como si estuvieran en los juegos del Mc. Tienen toda la peatonal para ellos. Dice que la comida se reparte en partes iguales, según la cantidad de familias. No importa que una tenga cinco y otra dos. Todas reciben lo mismo. En las puertas de los locales de comidas rápidas, las buenas noticias llegan después de la medianoche. Pero hay claves que conocen los pocos que caminan las noches de Florida; decisiones que pueden costar comer o no comer. “Tenés que estar rápido para decidir si quedarte o irte al otro McDonald’s y ver si hay menos gente: a veces te llevas algo, a veces no te llevas nada”, agrega Roberto, que después de comer irá a la calle Irigoyen a vender lo poco que encontró hoy. Algunos cartoneros de la zona afirman que reciben subsidios de $ 800. Pero hay que tener documentos, y no todos cuentan con DNI.

No hay comentarios: