jueves, 23 de febrero de 2012

UN SUFRIMIENTO A LA DISTANCIA


Medio centenar de muertos en un accidente ferroviario en Argentina

El convoy, con 1.500 viajeros, no frenó al entrar en una de las grandes estaciones de Buenos Aires

El tren de cercanías Sarmiento marchaba con cientos de viajeros apiñados de pie. Salió a las siete y media de la estación de Moreno para recorrer 14 paradas hasta Buenos Aires. Sobre la estación cuarta, en la de Castelar, cambió de conductor. El nuevo maquinista, de 28 años, iba a emprender su primer trayecto de la mañana. Y el tren siguió frenando y arrancando en cada una de las paradas, según las fuentes oficiales. Transportaba alrededor de 1.500 usuarios, menos de los 2.000 que pueden registrarse en hora punta. Pero muchos de ellos se agolpaban en los primeros vagones. A mil metros de su destino final, en la estación de Once, redujo la velocidad de 47 a 39 kilómetros por hora. Entró a 26 kilómetros por hora en el andén, según el ministro de Transporte deArgentina, Juan Pablo Schiavi. Era la velocidad normal de ingreso en la estación. A 40 metros del final ya había reducido hasta los 20 por hora. Pero ya no volvió a frenar. Con esa potencia impactó contra el muro de contención y el segundo vagón se incrustó más de cinco metros en el primero. Eran las 8.32. Murieron al menos 50 personas y casi 700 resultaron heridas.
Hubo que abrir el techo de un vagón como si fuera una lata para sacar los cuerpos. Una de las personas que resultaron con vida fue el propio maquinista de 28 años, quien anoche se encontraba en una unidad de cuidados intensivos. “No sabemos qué ocurrió en los últimos 40 metros”, reconoció el ministro.
A pesar de que Schiavi informó sobre la normalidad en la que discurrió la máquina durante casi todo el trayecto, algunos viajeros citados por la agencia oficial Telam declararon que el tren “circulaba más rápido de lo habitual y le costaba frenar cuando llegaba a las estaciones”. Sin embargo, David Molina, vendedor de bisutería de 24 años, quien viajaba en el segundo vagón, indicó a este periódico que hasta el momento de la llegada no había notado ninguna anomalía. “A eso de las 8.28 yo ya estaba esperando que frenase. Pero sentí un golpe muy fuerte y me vi volando hacia adelante. Caí sobre mucha gente y de repente un muchacho me ayudó a salir. La gente de afuera golpeaba las ventanas para sacarnos. El vagón venía relleno”.
En una comparecencia pública sin preguntas, el responsable de Transporte aclaró que los ocho vagones del tren no iban abarrotados, pero el primero y el segundo, sí. “Hay una cultura muy argentina de ir a la punta del tren para bajar primero y llegar antes y pasar antes sin hacer cola y no esperar el colectivo y bajar más rápido del subte,etcétera, etcétera…”, explicó.

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