Allá por 1982 en Palma de Mallorca, existía una sala de fiestas y espectáculos inmensa y lujosa. "Tagomago",se accedía a los espectáculos y nos sentábamos en unas gradas con mesitas y luces pequeñas. Disfrutábamos del espectáculo bebiendo champagne o bebidas espirituosas. Entre el elenco de artístas habían tres Paraguayos que creo recordar se llamaban "Los tres soles del Paraguay", un arpa y dos guitarras. Uno de ellos era de aquellos que llegaba cada día justito antes de comenzar, pasaban por el camerino y se vestían con los elegantes y vistosos trajes del paraguay. El escenario era hidráulico y los artistas se montaban para ser izados a la altura del teatro. Un día uno de ellos (el mismo de siempre) llegó cuando sus compañeros estaban vestidos y subidos al escenario. Se mandó al camerino entre achuchones de los compañeros que ya habían pensado actuar en dúo, se colocó la ropa pero no alcanzó a ponerse el cinturón, agarró el arpa y se montó al escenario que comenzaba a subir lentamente, en la mitad del trayecto como cada día empezaron a tocar, los guitarristas cantaban y notaron que el arpista empezaba a abrir las piernas porque el pantalón al no tener cinto empezaba a bajársele, cuando llegaron a la altura dispuesta el arpista iba con las piernas groseramente abiertas para que el pantalón no se le cayera. Menos mal que debían tocar tres temas y dar paso a otro artista, pero desde ese día quedó esta anécdota y la corrección de llegar más a tiempo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario