martes, 15 de noviembre de 2011

LA CARA MÁS REPUGNANTE DEL SER HUMANO

En Tanzania, un país de 39 millones de habitantes, se estima que hay cerca de 270.000 albinos. Una media de diez albinos al mes son asesinados y mutilados, eso confirmado, sin contar con las desapariciones.
 El asesinato de albinos se relaciona íntimamente con el colectivo de la  minería, una actividad clave en Tanzania, donde hay importantes yacimientos de diamantes, esmeraldas, rubíes y zafiros. También es el tercer productor continental de oro, después de Sudáfrica y Ghana. Se piensa que los centros mineros son el mercado habitual para este contrabando de órganos de albinos, y las autoridades creen que los mineros de pequeña escala son los principales compradores.
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Y esto es porque, según ciertas supersticiones, las partes de los albinos dan buena suerte, ya sea para librarse de morir en los yacimientos o para encontrar las mejores vetas.
El presidente de la Asociación de Albinos de Tanzania, Ernest Kimanya, ha pedido dos cosas al Gobierno: parar los brutales asesinatos y elaborar un censo de estas personas. “Somos vulnerables y en extremo carentes de seguridad”, dice Kimanya.
La zona donde se han descubierto los últimos casos, en las poblaciones ribereñas del lago Victoria, también es testigo de una larga matanza que se desarrolla desde hace varias décadas y que tiene otras víctimas: ancianas que son sospechosas de brujería.
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Se calcula que el promedio anual es de unos cien asesinatos, y hasta ahora las autoridades creen que desde los años setenta han perecido más de tres mil ancianas por estos crímenes a sangre fría, cometidos con lanzas, machetes o hachas.
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El perverso ritual incluye quemar las chozas de las víctimas. Los asesinos reciben como recompensa una o dos vacas, que les entregan los líderes comunales por su “buen trabajo”, según las autoridades. En otras ocasiones, la recompensa es dinero, unos 100 dólares.
Estos crímenes se están registrando en comunidades aisladas de la región noroeste del país, situada a unos 1.000 kilómetros de la principal ciudad tanzana, Dar es Salam. Pero, simultáneamente, en el suroeste surgió un comercio macabro de piel humana, ahora prácticamente extinguido, que va más allá de las fronteras nacionales, buscando mercados en Zambia, Malaui o la República Democrática del Congo.
Estos son un par de videos sobre el tema:

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