viernes, 25 de noviembre de 2011

PESCA EN EL RIO EL DIA DE LOS DIFUNTOS




JUSTO EL DIA DE LOS DIFUNTOS
Habíamos conseguido una red de arrastre aquel 2 de noviembre de hace muchos años atrás, ese día se presentaba hermoso y estábamos muy ilusionados de poder pescar unas cuantas truchas y pejerreyes, (según nos habían dicho unos amigos.) Tito Orozco creo que fue el de la idea y nos invitó a Beto Carrera (Jabalí) y a mi para participar en aquel día de pesca aprovechando que era feriado y no se trabajaba. Para ese entonces, Tito Orozco tenía un camioncito viejo que podría ser muy bién un Ford A. Una caja de madera corta y en la parte de atrás un pescante o madera para descender, la cabina bastante vieja y los pedales de freno y embrague una suerte de botón metálico que había que pisarlos con maestría para no meter la gamba hasta el piso. Cargamos la red de unos 20 metros de largo y nos fuimos al rio frente a lo que era la chacra de Cavasín. Había una bajada suave de pedregullo pero Tito quiso dar una vuelta por una hectárea que en algún momento fue sembrada de tomates por los surcos, para ver si había otra bajada. En la cabina iba Tito conduciendo y yo sentado a su lado, Jabalí en la parte de atrás. El viejo camioncito resoplaba por esa hectárea de tierra llena de bordos donde en algún momento hubieron plantas y corrió el agua, Tito Orozco se había quitado el calzado y quedó con unos calcetines que para colmo de aquel día estaban agujereados abajo, digo esto porque al querer cruzar en diagonal la hectárea se montó sobre los surcos y el meneo que hacían esas pequeñas lomas desconcentraron al chofer que sin querer pisó el acelerador. La media se le enganchó al pedal y el camioncito encabritado buscó el rumbo hacia el rio que nos estaba esperando si lográbamos cruzar entre dos sauces que dejaban una abertura justa. Desbocado el Ford A, tratamos de salvarnos del barranco que nos esperaba, a Tito se le salían los ojos que generosamente la naturaleza le había provisto, yo me hice una bola y me tiré a la tierra arenosa, cuando pasó Jabalí, lo vi que se había enganchado la zapatilla en el pescante y lo llevaba como a los cow boys que caen del caballo. Tito embocó la puerta hacia el rio y escuchamos el ruido del agua recibiendo el Ford. Quedó tapado hasta el piso, Tito nos puteaba porque nos reíamos, bajamos al agua para ver como lo sacábamos y no se le pudo ocurrir mejor idea que tratar de trepar por el mismo agujero, ¡encaró el camioncito que no respondió y para colmo Tito arrancó el volante de la fuerza que hizo. En la chacra de Cavasín escucharon semejante jaleo y uno de los muchachos vino con dos caballos y unas cadenas para sacarnos de tiro hasta la bajada de pedregullo. Día de anécdota justo en que se conmemora el día de los difuntos, sin pesca y como pudimos volvimos al pueblo para poder contarlo.

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