JINETEADA EN EL CAMPO DE FUTBOL DEL CLUB A. REGINA
Hacía días que un grupo de jinetes Chilenos andaban buscando un sitio para llevar a cabo una jornada de destreza criolla, conversaron con la Comisión directiva del Club Atlético Regina y cerraron trato para que se organizara la doma. Por esas épocas, (tal vez sería en 1952 o 53) la cancha del Club era toda de tierra sin gramilla, una fila de sauces nuevos perimetraban toda la vuelta, las porterías eran de tirantes de madera cuadrada pintados de blanco, entrando al fondo y sostenida sobre unos troncos estaba una casilla de madera con una ventana que ocupaba toda la superficie sostenida por dos tirantes que hacían de soporte. Más adelante le rotularían con letras negras “Rincón Deportivo” (un segmento que informaba sobre deportes en la vieja propaladora “Publicidad Estrella” de la calle Sargento Cabral. Esta propaladora cuyo propietario era Diego López, tenía un tendido de cables aéreos por el pueblo que conectaban a bocinas de metal por donde se emitían programas de música, publicidad y otros apartados como informativos, etc. En esa casilla de transmisión se instalaba Diego López, Daniel López Holgado y algún otro invitado para animar los eventos. A la derecha casi al fondo el viejo amigo y conocido “Potro Ledezma” montó un elástico de cama de una plaza y encendió una fogata para vender choripanes. Las bebidas se enfriaban en un tambor de 200 litros por obra y gracia de unas barras de hielo compradas al Frigorífico Garmenco, luego un poco de serrín y ¡hala! A esperar que empiece la jineteada. Se promocionó unos días y la gente falta de espectáculos acudió hasta colmar las instalaciones. La propaganda rezaba “CLUB ATLETICO REGINA PRESENTA A LOS JINETES CHILENOS “HERMANOS JARA”. Yo me colé y trataba de hacerme algunos pesos al mismo tiempo, así que lo conversé al Potro y al momento ya era su ayudante. Docenas de chorizos en la parrilla esperaban clientes entre el humo, hice un poco de todo, fogonero, reponía botellas de cerveza en el tambor, cortaba el pan, y al final de la jornada que fue un éxito, pude ver un espectáculo gratis al mismo tiempo que en mi buchaca entraron algunos arrugados pesos que seguramente al otro día pasaban al cajón del gordo Fermanelli a cambio de unas bolitas o a la registradora de la panadería de Borda a cambio de unas facturas amarillas de colorantes.
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