miércoles, 11 de abril de 2012

BARRIENDO EL PATIO


El vicepresidente argentino fuerza la renuncia del fiscal general

Esteban Righi, un dirigente histórico peronista de 73 años, ha presentado su renuncia en relación con el caso del vicepresidente Boudou, investigado por tráfico de influencias

El vicepresidente de Argentina, Amado Boudou, durante un acto en conmemoración a los soldados caidos en la guerra de Las Malvinas, el pasado 2 de abril. / ENRIQUE MARCARIAN (REUTERS)
El fiscal general de Argentina, Esteban Righi, ha presentado su dimisión a la presidenta Cristina Fernández que la aceptará, según la prensa local, en lo que supone la resolución, por el momento, de un duro choque entre la justicia argentina y el vicepresidente del país, Amado Boudou, investigado por un caso de tráfico de influencias.
La presidenta argentina nunca dijo que pondría la mano en el fuego por su vicepresidente. Tampoco declaró respecto al caso judicial que involucra a Boudou por interceder a favor de una persona a quien este asegura no conocer. Pero en la práctica, Fernández ha respaldado de forma inequívoca a Boudou.
Su apoyo quedó patente el pasado jueves cuando Boudou compareció en el Senado ante la prensa sin admitir ninguna pregunta y durante más de 40 minutos atacó a Clarín —a cuyos propietarios tildó de mafiosos—, al juez y al fiscal que lo investigan —algo que nadie esperaba, porque ambos cuentan con una sólida trayectoria profesional—, al presidente de la Bolsa de Buenos Aires, Adelmo Gabbi —a quien acusó de intentar sobornarle durante dos reuniones celebradas en marzo de 2011— y, sobre todo, al jefe de los fiscales del país, el procurador general Esteban Righi, un dirigente histórico peronista de 73 años, a quien acusó de estar detrás de un bufete jurídico que actuó contra él cuando Boudou se negó a contratar sus servicios.

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