El caso
A diferencia de los partidos de pádel con Mateu Palmer, el expresident se juega el primer envite judicial sin pareja para auxiliarle
MIGUEL MANSO. PALMA. El entrecejo de Matas se hundirá un poco más en busca de un golpe ganador. El expresident se sienta en el banquillo de la Audiencia Provincial en su primer juicio por el caso ´Palma Arena´. Esta megacausa se ha dividido en 26 piezas y el expresident arriesga su libertad en al menos una decena de veredictos. En la primera bola de partido Matas se juega ocho años y medio de cárcel –pena solicitada por la Fiscalía–.
El asunto a dilucidar no es el más glamuroso del ´Palma Arena´. Ni Iñaki Urdangarin, ni el medallista olímpico Pepote Ballester ni los arquitectos García-Ruiz figuran entre los protagonistas de este capítulo del velódromo. El tribunal presidido por Margarita Beltrán afronta un enredo bastante pedestre: la supuesta contratación irregular y el pago de subvenciones al veterano periodista Antonio Alemany. En total, 483.186 euros. El guión responde al canon clásico de la política balear, digno del primer presidente de la Comunidad Autónoma, Gabriel Cañellas, quien eludió el castigo judicial por un rebote –fue absuelto porque había prescrito el delito de cohecho–.
Matas disputará el partido solo. Por primera vez en su vida girará la cabeza y no encontrará un edecán a su lado. Su pareja en tantos torneos de pádel, el campeón Mateu Palmer, no podrá devolver las pelotas que se le escapen al expresident. Cuando jugaban juntos el grito más repetido de Matas era: "¡És teva, és teva!" A tal punto llegó la cosa que en los círculos del PP a Mateu Palmer le conocían como Mateu Esteva.
Mateu no estará porque falta la red y la moqueta. Tampoco le acompañará su equipo más cercano durante la segunda etapa al frente del Govern. El entonces director general de Comunicación, Joan Martorell, y las jefas de Gabinete Dulce Linares y Maria Umbert figuran imputadas en la causa y no parecen las más indicadas para echarle un capote. Tal como adelantó este diario, Martorell y el empresario Miguel Romero declararán en su contra. Para minimizar el castigo, han decidido descargar sobre el antiguo líder del PP toda la responsabilidad. El "hágase" –expresión empleada por Matas para explicar a los fiscales su concepción divina del ejercicio del poder sin descender al día a día– se puede volver en su contra.
DOS PALMOS SOBRE EL SUELO El expresident deberá lucir sus mejores virtudes si no quiere hincar la rodilla al primer remate. Su colega de pádel Mateu Palmer decía que era un jugador con "muchos reflejos, gran capacidad de sacrificio y muy disciplinado". Mañana necesita todas las cualidades juntas.
Qué tiempos cuando sus colaboradores caminaban "dos palmos por encima del suelo" porque Matas les hacía sentirse imparables. Sobresalientes. Quien relata esa arrogancia trabajó al lado de "Jaime" durante varios años y también se ha visto salpicada por el Palma Arena. Recuerda la trayectoria de Dulce Linares, "una chica muy aplicada y trabajadora que perdió el sentido de la realidad. Empezó a medrar y se creyó por encima de todos cuando la nombraron jefa de gabinete". Refinó sus gustos y ya no le valía cualquier chiringuito para saciar el hambre, como dejó claro a los viajeros de un vuelo procedente de Ámsterdam. Su compañero de asiento se quejaba de que en la capital holandesa se comía muy mal y ella le corrigió al instante: "No ha sido nuestro caso. Hemos comido genial; íbamos de restaurante recomendado en restaurante recomendado".
El paraíso se acabó de sopetón. Un domingo de mayo las urnas arrebataron el cetro a Jaime y la ilusión sobre su magnífica gestión se desvaneció. Todos en cueros, hasta el emperador. Los que antes ensalzaban su figura ahora repartían estera. Un empresario que ocupa un puesto institucional significativo se deshacía en elogios hacia Jaime dos días antes de los comicios. "Es un gran estratega. El fichaje de [la escritora] Maria de la Pau Janer para atraer a los sectores más catalanistas ha sido una jugada maestra", decía durante una sobremesa. Tres meses más tarde, sin que se le moviera un cabello, el mismo industrial tildaba a Matas de "vulgar" y "chabacano".
La apostasía se convirtió en moneda de uso común. "Apoyamos a Jaime porque pensábamos que era un buen gestor y un hombre honesto pero, cuando comenzamos a escuchar cosas raras, no volvimos a acercanos a él, ni él a nosotros. Podemos equivocarnos, pero no somos chorizos", explicó a este diario el dueño de Iberostar, Miquel Fluxá, en nombre del sector hotelero.
En este tiempo, Matas ha perdido a su abogado de cabecera, Rafael Perera, quien claudicó cansado de los desplantes de su patrocinado. Al expresident le defenderá mañana Antonio Alberca, letrado de Rafa Zouhier durante el juicio por los atentados del 11-M. Sin fortuna, Alberca ha intentado trasladar el proceso a Madrid, a la Audiencia Nacional, con el objetivo de escapar de las garras del juez José Castro y, quién sabe, con la esperanza de que el juego de influencias en la capital del Reino decante la balanza a su favor.
PRIMERA BOLA DE PARTIDO. El juicio, carente de estrellas como Urdangarin, tal vez marque el devenir de los procesos siguientes. El pago de 11.500 euros al periodista Antonio Alemany por unos reportajes deportivos que al parecer nunca insertó en los medios de comunicación nacionales dará idea de a qué altura el tribunal fija el listón. Mal presagio para Matas si comienza perdiendo el lance por malversación de fondos públicos.
Otra patata caliente es el asunto de la contratación supuestamente irregular de Antonio Alemany (Palma, 1939), expresidente del Partido Demócrata Cristiano balear durante la transición y director de diversos medios impresos como el Diario de Barcelona, el Diario de Mallorca, el semanario Opinión, El Día de Balears y columnista y editorialista de El Mundo/El Día de Baleares cuando sucedieron los hechos.
La Fiscalía sostiene que Matas y Alemany acordaron tras las elecciones autonómicas de 2003 que el periodista elaborase los discursos e intervenciones públicas del político, entre ellas la de su investidura, cuando todavía no podía pagarle con fondos públicos porque no había accedido al poder. El expresident determinó retribuirle de tapadillo para que pudiera seguir escribiendo en los medios de comunicación de la isla –aparentando una imagen de independencia– y acceder a las subvenciones de la Comunidad Autónoma. Para orquestar la operación, relata el Ministerio Público, Jaume Matas se reunió en su despacho del Consolat de la Mar con el publicista Miguel Romero, quien se encargaba de las campañas del PP. En aquel encuentro el expresident habría explicado a Romero que convocaría un concurso al que su empresa, Nimbus, tenía que presentarse. Nimbus ganó y, previo cobro de una comisión del 5%, se encargó presuntamente de la remuneración de Alemany (unos 4.600 euros al mes). Desde sus puestos en el Govern autonómico, Dulce Linares, Joan Martorell y María Umbert se habrían encargado de asear el expediente administrativo.
Más tarde llegaron las suculentas subvenciones a la Agencia Balear de Noticias S.L, propiedad de Alemany. En opinión de la Fiscalía, las ayudas se emplearon para pagar a los empleados de su periódico digital.
El periodista niega las acusaciones y a lo largo de todo este tiempo ha cuestionado la rectitud del juez y los fiscales. En la última tribuna publicada en su diario digital, además de cargar contra Castro y Horrach, se queja de José Ramón Bauzá porque la Comunidad se mantiene como acusación particular. "Hay que ser bobos para meterse en berenjenales montados por sus predecesores, asumiendo unos riesgos absurdos", escribe.
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