Está en el parque de Yosemite, EE. UU. Tiene 914 metros. Dos alpinistas la escalan desde hace dos semanas sin utilizar más que sus manos y pies. Un reto extremo
Desde la distancia, parecen dos moscas posadas en una gigantesca pared de granito, la más difícil del mundo. Son dos briznas de fe en medio del granito, frágiles y al mismo tiempo asombrosamente fuertes. Hace dos semanas que comenzaron su aventura, quizá la más excitante y subyugante de estos días (resulta difícil dejar de mirarles, comprobar sus avances).
Los alpinistas escalan de noche, para limitar el efecto del sudor sobre sus dedos
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Kevin Jorgeson y Tommy Caldwell ya intentaron la proeza, sin éxito, en 2010 y 2011. Este invierno han vuelto a la carga, convencidos de derrotar a una pared casi vertical que mide 914 metros y que nunca se ha escalado tal como ellos lo intentan: sin utilizar cuerdas ni otras herramientas de escalada, salvo para protegerles de una posible caída.
Los alpinistas en pleno esfuerzo
La escalada comenzó el 27 de diciembre. En El Capitán -una formación rocosa que se encuentra dentro del Parque Nacional de Yosemite- se cuentan hasta cien rutas utilizadas en otras expediciones, pero Caldwell y Jorgeson quieren hacer algo único, nunca hasta ahora conseguido: escalar la pared Dawn Wall solo sus con sus dedos, solo sus piernas. La escalada libre, en efecto, significa que el material se utiliza como seguridad y no para progresar. Los expertos dicen que es el gran reto de la primera mitad del siglo XXI.
Los dedos, con heridas, de uno de los escaladores
Los dos alpinistas eligieron el invierno para su asalto al Dawn Wall. Así intentaban limitar el efecto del calor y el sudor. Además, trepan de noche, a la luz de los faroles, para mejorar el agarre de las yemas de sus dedos, ya muy castigadas. Hasta ahora el tiempo les ha respetado y ayudado. En su tercer intento parecen más cerca de vencer a la montaña.
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