BRONCA EN EL BARSA

El último pique acaba en urnas

Leo Messi, durante un entrenamiento del Barcelona. © Albert Gea / Reuters MUNDO

• La tensión entre Messi y Luis Enrique deriva en adelanto electoral

• 'Queremos su liderazgo, pero no que lleve la vida del club'

ANDRÉS CORPASBarcelona

Actualizado: 08/01/2015 11:38 horas

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Obviar la importancia de Leo Messi es como negar la teoría del Big Bang. En este caso, ese estallido de su categoría que desencadenó la creación del Barcelona más universal. Explotó sus cualidades, excelsas; se convirtió en el mejor del planeta Tierra; ostentó cuatro Balones de Oro consecutivos -del último ayer se cumplieron dos años-; aniquiló todos los récords habidos y por haber y abanderó a una escuadra azulgrana para la eternidad, hoy en plena construcción. Hasta ahí, poco o nada se puede rebatir ante su soberbia calidad. Ahora bien, dentro de esos rayos solares que emana su clase, también hay instantes para las sombras. Como el último, que ha evidenciado que las relaciones entre el entrenador, Luis Enrique, y su pupilo atraviesan turbulencias. Hasta el punto de que el presidente Josep Maria Bartomeu requirió al técnico que mejorara el trato personal con su astro y el grupo. «Queremos que ejerza el liderazgo, pero no llevar la vida del club», inquirió ayer el mandatario.

1. Anoeta, inicio y final

Dos suplencias en el estadio de la Real Sociedad. Dos indisposiciones al día siguiente. La primera, en 2011, con Pep Guardiola en el banquillo. La segunda, el pasado domingo, con Luis Enrique sentado unos asientos ergonómicos más allá. Su ausencia, un día después en una jornada tan señalada como el entrenamiento abierto al público, recuperó el recuerdo de Ronaldinho y sus partes médicos en los que se anunciaba una repentina gastroenteritis. El preparador se aferró al comunicado enviado, y el presidente negó la intención de abrirle expediente, la cual, de ser cierta, derrumbaría esa teoría. Sin embargo, las relaciones entre uno y otro no circulan con fluidez. Y a Messi, como demostraron Guardiola, Tito Vilanova y Gerardo Martino, hay que tenerlo contento. Incluso preguntar a todo empleado con el que se cruce cómo se encuentra. Algo que no parece que se le dé bien al actual inquilino del banquillo, en vista de los últimos acontecimientos, incluido el revuelo por el hecho de que siguiera en Instagram al Chelsea y varios jugadores, que acabaron ayer con el adelanto electoral.
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