domingo, 26 de febrero de 2017

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Zakia, fotografiada durante la crisis de 2012, murió dos años después por otra hambruna. ALBERTO ROJAS

No son maldiciones bíblicas, ni plagas, ni sequías, ni inundaciones. Lo que relaciona a todas las hambrunas y las provoca es la mano del ser humano. Y esa característica común las convierte en algo mucho más difícil de erradicar.
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