lunes, 28 de julio de 2014

¡VAMOS CRISTINA TODAVÍA!

Argentina, a tres días del impago

El Gobierno de Cristina Fernández solo cuenta hasta el miércoles para alcanzar un acuerdo con los ‘fondos buitre’

Argentina se encuentra entre la espada y la pared. Y solo cuenta hasta el miércoles para escapar de ambas o quedar ensartada en una cesación de pagos, la segunda en 12 años. La espada tiene muchos nombres, pero todos vienen a significar lo mismo: a la espada se le puede llamar acreedores que exigen cobrar en su totalidad la deuda impagada en 2002 y no aceptaron una quita del 65,6%; se le puede llamar holdouts; y se le puede llamar también como a menudo les llama la presidenta argentina, Cristina Fernández: “fondos buitre”. La pared también recibe varios nombres, pero el más apropiado tal vez sea el de RUFO (Rights Upon Future Offers). Ese es el nombre de la cláusula que firmaron los acreedores que sí aceptaron la quita del 65,6%. En resumen: Argentina se encuentra entre los buitres y la RUFO.
El Gobierno de Argentina incurrió 2002 en la mayor cesación de pagos de la historia: 82.000 millones de dólares (61.000 millones de euros). No había forma posible de pagar esa monstruosidad salvo que los acreedores aceptaran una quita considerable en el cobro de su deuda. Así que el 92,3% de ellos aceptaron canjear su deuda por unos bonos que contemplaban la reducción del 65,6% en el cobro. Esos son los que Cristina Fernández llama “bonistas de buena fe”. Para convencerles de que aceptasen esa rebaja, se les dijo que nadie obtendría mejores condiciones que ellos. Y se les ofreció la cláusula RUFO, mediante la cual el Gobierno se comprometía a que si hasta diciembre de 2014 llegase a conceder mejores condiciones de pago a otros bonistas, ellos tendrían derecho a las mismas condiciones. O sea: si el Gobierno pagase voluntariamente a los “buitres” la deuda en su totalidad, sin quita alguna, los acreedores “de buena fe” podrían exigir también ante los tribunales el pago total de sus deudas.
Así que el Gobierno de Fernández se encuentra ahora entre la espada de tres “fondos buitre” litigantes que reclaman el pago de 1.500 millones de dólares (1.300 más intereses)... Y la pared de la cláusula RUFO, que en caso de activarse podría provocar que los “bonistas de buena fe” reclamen compensaciones superiores a los 120.000 millones de dólares, cantidad cuatro veces superior a las reservas de divisas del Banco Central argentino. Esa es la versión del Gobierno. Sin embargo, losholdouts o fondos buitre aseguran que no existe posibilidad de que la cláusula RUFO se dispare, ya que el Gobierno no está realizando una oferta voluntaria a los buitres, sino que se ve obligado a pagarles porque así lo exige una sentencia del juez federal del distrito sur de Nueva York, Thomas Griesa, de 83 años.

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