martes, 22 de julio de 2014

OTRA CLASE DE LADRONES

Una historia de corrupción e impunidad

En 2011 desaparecieron de un banco ecuatoriano administrado por el Estado 800.000 dólares y hoy los responsables están en libertad

Esta es la historia de un banquero central —Pedro Delgado—, un empresario argentino —Gastón Duzac—, una enorme maquinaria de lavado de dinero llamado —el Fideicomiso AGD No más Impunidad—, un pequeño banco en la ciudad de Newton, Carolina del Norte y una justicia construida y dirigida por Rafael Correa desde el Palacio de Carondelet.
Todo comienza hacia finales de 2011, cuando Gastón Duzac, un supuesto empresario argentino con poca experiencia en Ecuador, logró a través de un proceso viciado de irregularidades, la obtención de un crédito de 800.000 dólares por parte de Banco Cofiec para la creación de una empresa que iba a desarrollar un sistema de billetera móvil. Banco Cofiec es un banco cuya administración y dirección está a cargo del “Fideicomiso AGD no más impunidad”, un organismo público que administra otras cientos de empresas incautadas al sector privado. En aquel entonces, la cabeza de dicho fideicomiso era Pedro Delgado, quién además actuaba como presidente del Banco Central, y era primo del presidente Correa.
La existencia de este crédito irregular salió a la luz a mediados de 2012 y generó grandes controversias. La prensa, que hasta ese momento podía conducir investigaciones de manera más o menos libre, fue identificando cada una de las irregularidades detrás del crédito, como por ejemplo la existencia de depósitos iraníes en Banco Cofiec; viajes de Pedro Delgado a Irán en los cuales se intentó vender el paquete accionario de Cofiec a bancos iraníes; y la aparición de una propiedad de Pedro Delgado en Miami, la cual había adquirido a través de misteriosas hipotecas, etcétera. La investigación fue desarrollada por prácticamente todos los medios no-gubernamentales del Ecuador y fue tapa de los diarios durante meses.
En diciembre de 2012, durante una conferencia de prensa, Pedro Delgado renunció a la presidencia del Banco Central. No precisamente por el escándalo de Cofiec, en el cual se encontraba directamente involucrado, si no porque otra investigación desarrollada en paralelo, había logrado evidenciar que años atrás este hombre había falsificado su título de economista. Ese mismo día, utilizando su pasaporte diplomático el cual enigmáticamente el Gobierno no le había cancelado, viajó a Estados Unidos al matrimonio de su hijo, prometiendo que volvería a someterse a la justicia. Nunca regresó.
En Ecuador, la corrupción reina porque existe impunidad. Existe impunidad porque no hay justicia
Hoy, a más de dos años de otorgado aquel crédito, la empresa de pagos móviles jamás fue creada, el dinero continúa desaparecido, y los principales responsables continúan en libertad. De tanto en tanto, la prensa ecuatoriana reporta avances en la investigación judicial, pero ninguno acaba por llegar a los verdaderos responsables, si no más bien a funcionarios de rango medio que probablemente cayeron en desgracia por obedecer órdenes.
El gran problema es que mientras Rafael Correa siga al frente del poder ejecutivo de su país, la impunidad en este caso continuará. ¿Por qué? Porque cualquier investigación judicial seria en torno al tema, debería seguir la ruta del dinero. Siguiendo el dinero, la justicia ecuatoriana se daría cuenta de que los 800.000 dólares otorgados a Duzac, salieron de Banco Cofiec el 27 de Diciembre de 2011 en dos transferencias de 380.947,50 dólares cada una, a las 12.09 y 12.11 respectivamente. Una de ellas utilizó como intermediario al Bank of New York, para luego continuar su camino al Banco de Sempione en Suiza. La otra, fue directo al Peoples Bank en la ciudad de Newton, Carolina del Norte, a una cuenta a nombre de la empresa Serfinsa. Y esto es lo nuevo de esta historia: Serfinsa es una empresa incautada en el año 2008 a la familia Isaías y que también forma parte del “Fideicomiso AGD No Más Impunidad”.
Esto quiere decir que alguien dentro del Gobierno ecuatoriano, ordenó otorgar un crédito de un banco incautado a Gastón Duzac y luego transferir parte de ese dinero a Suiza, y otra parte en una cuenta bancaria en una pequeña ciudad de Carolina del Norte, a nombre de otra empresa incautada. Siguiendo el dinero, se llega a Serfinsa. Y detrás de Serfinsa, probablemente existan muchos interesados en que el caso en la justicia nunca se resuelva. Destapar este caso, significaría abrir una caja negra de corrupción del Gobierno ecuatoriano en la cual están en juego mucho más que 800.000 dólares; y desmontar la maquinaria de lavado de dinero que es el Fideicomiso AGD no más impunidad.
En Ecuador, la corrupción reina porque existe impunidad. Existe impunidad porque no hay justicia, y al no haber justicia, la prensa, por temor, se autocensura y no investiga. Esto es lo que ocurrió. Poco tiempo después de la renuncia de Pedro Delgado, los ataques del Gobierno sobre la prensa se intensificaron a través de la puesta en práctica de la nueva ley de comunicaciones. Gran parte de los medios privados fueron poco a poco cerrando sus unidades de investigación. El caso Delgado-Duzac-Cofiec se estancó en la justicia. Los 800.00 dólares nunca aparecieron. Los culpables: libres.

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