miércoles, 14 de diciembre de 2011

A 100 AÑOS DE LA CONQUISTA DEL POLO SUR

El noruego Roald Amundsen coronó hace 100 años el Polo Sur, la Antártida, el punto más meridional del planeta, con una Polheim (una pequeña tienda con una bandera noruega y otra del barco Framheim) tras una trágica carrera con el expedicionario británico Robert F. Scott, quien, junto a su equipo, falleció finalmente durante el trayecto de regreso.
La historia guarda un recuerdo tanto para Roald Amundsen como para Robert F. Scott, pues ambos aventureros lograron coronar el punto más meriodional del planeta con 35 días de diferencia, lo que supuso una auténtica gesta para la época de la que estamos hablando, el año 1911.
El duelo entre Amundsen y Scott ha sido estudiado hasta la saciedad y sobre él se han publicado todo tipo de versiones. La más conocida recoge que el expedicionario noruego fue más práctico en su recorrido, contaba con un mejor equipamiento para el frío y mostró una mayor experiencia en los viajes polares, mientras que Scott fue víctima de las discusiones con parte de su equipo (sobre todo con Lawrence Oates) y por su trabajo científico en torno al Polo Sur, pues al parecer no sólo quería coronar el punto más meridional del planeta, sino que además quería recoger muestras geológicas, biológicas y meteorológicas para su posterior estudio científico, lo que ralentizó el recorrido, según la versión recogida en el trabajo 'An emire of ice', de Edward J. Larson.
También se habla de las distintas estrategias a la hora de plantear el equipo, pues mientras que Amundsen se valió de perros groelandeses como base del transporte y mató a varios de ellos para disponer de carne de cara al viaje de vuelta y también para evitar el peso de la comida de los canes, Scott se valió de caballos mongoles, que tuvieron más dificultades en el recorrido (se hundían en la nieve, requerían más alimento que implicaba mayor peso del equipamiento y se les congelaba el sudor sobre la piel).
El éxito de Amundsen y el fracaso de Scott tienen, sin embargo, un lugar en la historia, pues cien años después de la conquista del Polo Sur, sus nombres se vinculan para siempre con la llegada del hombre al punto más meridional de la Tierra.

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