Otra que el Martín Fierro...
Frondosa vegetación, esplendorosos jardines, alfombras de macachines y plantas en floración. Puso la sacra mansión nuestro Señor con gran tino, pero de puro jodón la pobló con argentinos.
No obstante tal estropicio el asunto anduvo andando bastante bien en su inicio. De a poquito y trabajando la gente iba prosperando, y trabajando vivía, a los demás respetando como correspondía.
Pero Satán no podía tolerar tanta armonía y en su cueva discurría sobre el método preciso de serrucharles el piso a Dios y su Paraíso.
Tanto y tanto caviló su mente febril y astuta, que descubrió, el hijo'e puta la solución a su intriga: Les mandó desde el infierno para que fuese gobierno al pingüino y la Cristina.
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