Venció a Tottenham y se quedó con la Champions League
Liverpool, dueño de Europa
Mohamed Salah festeja el gol que le está dando la Champions League a Liverpool.
Imagen: Twitter UEFA Champions League
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En una final que estuvo lejana en materia de espectacularidad a las semis, Liverpool se impuso por 2-0 al Tottenham de Mauricio Pochettino y se quedó con la sexta Champions League de su historia (1977, 1978, 1981, 1984, 2005 y 2019). La consagración le sirvió como desquite a varios de los ganadores. A los Reds, por el subcampeonato de 2018 (derrota 1-3 con Real Madrid); al DT Jürgen Klopp, porque había llegado a dos finales del certamen y perdió ambas; y a Mohamed Salah, quien el año pasado tuvo que ser rápidamente reemplazado en la definición tras una infracción del español Sergio Ramos.
En el Wanda Metropolitano de Madrid no había transcurrido el primer minuto de partido, ni siquiera 30 segundos, que Liverpool ya tenía una inmejorable chance para ponerse adelante en el marcador. La pelota estuvo poco por el piso, mucho pase largo, mucho despeje aéreo (para unos pocos segundos de partidos) hasta que le cayó al senegalés Sadio Mané, quien se tomó su tiempo y tiró el centro en el área. El destino, el pecho y luego la mano del francés Moussa Sissoko, de Tottenham, en el área. El resultado, penal para Liverpool.
Se hizo cargo el egipcio Mohamed Salah, quien fusiló al francés Hugo Lloris para marcar el 1-0 parcial de Liverpool y el segundo gol más rápido en la historia de las finales de Champions League. El record lo tiene el italiano Paolo Maldini en 2005 durante el increíble 3-3 entre su Milan y justamente, Liverpool, que terminó con victoria de los ingleses por penales.
De allí en más, es decir, durante casi todo el primer tiempo, la pelota fue para Tottenham, y las situaciones de riesgo para los de Klopp. En números, 63 por ciento de la posesión para los londinenses; mientras que en disparos, ocho de los Reds (dos al arco) contra dos de los Spurs (no acertaron ninguno). Para el complemento, se esperaba que los de Pochettino sean más incisivos; sin embargo, aquello no ocurrió hasta mediados de la segunda parte, cuando el brasileño Alisson se empezó a erigir como la gran figura del encuentro. En su mejor intervención, el arquero de Liverpool desvió un gran tiro libre del danés Christian Eriksen que se hubiese convertido en el empate. En total, Tottenham disparó ocho veces al arco del brasileño de un total de 14 intentos en la segunda parte.
Sin embargo, el festejo sería nuevamente de Liverpool. En el único tiro al arco de los segundos 45 minutos (tuvo cinco disparos desviados), la pelota le quedó al ingresado Divock Origi tras un córner, y quien había sido héroe en la semifinal con Barcelona no perdonó: remate rasante al palo más lejano de Lloris y sentencia en el resultado. A falta de unos pocos minutos para el final, el 2-0 era demasiado para los de Pochettino, que fueron por el del honor pero chocaron nuevamente con Alisson, la gran figura de la final y el receptor de todos los abrazos por parte del Liverpool campeón de Europa.
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