VALERY SPIRIDONOV
 Este experto informático ruso se ofreció de conejillo de indias para que le trasplantaran su cerebro.

De querer trasplantarse la cabeza a perderla por la química Anastasia

Se arrepintió de intentarlo tras conocer a Anastasia, con la que ha tenido ya un hijo. Dice tener un plan para formar y financiar a expertos que evalúen los resultados y el enfoque del doctor Canavero, el italiano impulsor del trasplante
Valery acompañado de su novia. CRÓNICA
Valery Spiridonov iba a ser el primer receptor de un trasplante de cuerpo. O, según se mire, el primero en colocar su cabeza en el cuerpo de otra persona. Era un plan de éxito improbable, pero era su plan, y estaba dispuesto a dejarse la vida en ello.
El mal que le afecta, la atrofia muscular espinal, le toca a uno de cada 100.000. Y el 50% de los niños con esta enfermedad no llega a superar el año de vida. Spiridonov tiene ahora 33 años. Oyó hablar de la investigación innovadora del neurocirujano italiano Sergio Canavero en aquel 2015 en el que tomó una decisión arriesgada. Suicida. Mover su cabeza a otro cuerpo era para él la escapatoria de la enfermedad de Werdnig-Hoffmann, que causa la atrofia de sus músculos. Valery no puede ponerse de pie, y mucho menos caminar. Ha pasado la mayor parte de su vida atrapado en una silla de ruedas, pero sabe que tiene suerte: «La gente rara vez vive más de 20 años con esta enfermedad». Él también decidió dejar de vivir así. Por eso en la ciudad donde residía (Vladimir, a 170 kilómetros de Moscú) pronto empezó a saberse que un vecino buscaba cuerpo nuevo en buenas condiciones para vivir la vida que los demás tienen y él apenas pudo probar.