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Increíble historia de un joven que regresó de la muerte súbita
00:07 22/06/2013
Enzo Verdugo estuvo "algunos minutos" sin vida
MARIANO MORENO (AZ).- El joven Enzo Verdugo se transformó en un fiel exponente de que aún en los tiempos difíciles el corazón sabe luchar. Hace 8 años, cuando Enzo tenía 18 le diagnosticaron una enfermedad llamada Miocardiopatía Hipertrófica No Obstructiva (MCPH). El nunca le dio importancia hasta el pasado 8 de abril cuando enfrentó una experiencia límite.
Ese día, en el marco de un "picadito" de fútbol con amigos en Zapala sufrió una descompensación. Ante la sorpresa de todos y viendo la gravedad del cuadro, Juan Pablo Rivas uno de los amigos participantes del encuentro procedió a los primeros auxilios practicándole las medidas de RCP que paradójicamente había aprendido días atrás mirando un programa de televisión. Hoy Enzo en su casa y en familia relata cómo vivió él esa experiencia cercana a la muerte. "El último recuerdo que tengo de esa noche es que de pronto sentí que me faltaba el aire y corrí hacia la puerta del lugar donde estábamos jugando". Luego de esto cae desplomado y según cuenta el sintió que caía en un colchón de nubes boca abajo al pie de unas escaleras.
En ese momento dice que pensó en sus dos pequeños hijos, Valentino y Tomás, y que esto lo llevó a aferrarse a los barrotes de la escalera y cerrar los ojos "porque yo creía que si miraba para arriba yo me iba de este mundo" recuerda con emoción Enzo. Claro que esto sucedía en su ser, ya que la realidad indicaba que él estaba boca arriba y con sus amigos tratándole de salvar la vida hasta que llegó la ambulancia del hospital zapalino. El informe médico dice textual "Muerte súbita: Paciente joven con antecedentes de MCPH no obstructiva diagnosticada a los 18 años ingresa en la noche del 8 (abril) en guardia en PCR desencadenado en contexto de actividad física intensa (fútbol). Luego de 8-10 minutos de RCP total se recupera sin secuela, sin compromiso hemodinámico y sin haber ingresado a ARM". "Hoy puedo decir que estuve algunos minutos muerto y que le debo la vida a mi amigo Rivas, a los doctores y en especial a Dios que me dio esta segunda oportunidad de vivir y sobre todo por mis hijos", dice este joven de 26 años.
El periplo de su traumática experiencia continuó en la zona del valle luego de aquel 8 de abril ya que para seguir viviendo necesitaba en carácter de urgencia la provisión de un cardiodesfibrilador automático implantable con función de terapias antitaquicárdicas. Los amigos de Enzo y el pueblo en su conjunto se organizaron para recaudar la mayor parte de los fondos para afrontar ese gasto.
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