Riesgo extremo de incendios: por qué España podría sufrir su propia tragedia griega
Pese a que nuestro país cuenta excelentes equipos de extinción, apenas invierte en gestión forestal. El 'combustible' que Filomena dejó en el monte y la ola de calor hacen de España un polvorín: "Si hay fuegos simultáneos, podríamos sufrir una situación tan dramática como la griega", dice un experto
El dolor de Ritsopi Panayiota, una mujer de 81 años obligada a abandonar su hogar amenazado por las llamas en la isla de Eubea, se ha convertido en la imagen de los trágicos incendios que está sufriendo Grecia este verano. Esta anciana vestida de luto bien podría haber sido española. La situación de calor extremo que viven nuestros vecinos mediterráneos ha llegado ya a nuestro país, que se encuentra estos días en riesgo extremo de incendios forestales.
Hasta tal punto es preocupante la situación que la Generalitat de Cataluña ha prohibido el acceso a los espacios naturales en 279 municipios de 24 comarcas. Hasta el lunes, no se podrá acampar ni realizar deporte en la montaña. Una medida que no logró evitar que se desatara el jueves un incendio en La Pobla de Massaluca (Tarragona) que obligó a evacuar preventivamente un camping y que ha afectado a 33 hectáreas del espacio natural protegido de los Tossals d'Almatret i Riba-Roja.
"Estamos expectantes y muy preocupados porque la situación va a ir empeorando progresivamente hasta el domingo, las temperaturas van a seguir al alza y con ello el estrés hídrico en la vegetación que hace que aumente también su combustibilidad", reconoce en entrevista telefónica Raúl de la Calle Santillana, secretario general del Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Forestales.
A los problemas que España arrastra cada verano -estructurales, como el abandono rural y la falta de gestión forestal, y meteorológicos debido a las altas temperaturas y la escasez de lluvias- se suman este año los coletazos de Filomena. "Indudablemente la situación es más preocupante porque la gran nevada afectó a todo el centro peninsular, provocando una gran caída de ramas y árboles que no han sido retirados de nuestros montes. Si ha costado quitarlos de las ciudades, imagínate lo poco que se ha hecho en el campo. Y esas ramas se han convertido en combustible que ha quedado totalmente seco. Cualquier chispa puede iniciar un incendio, y por eso pedimos en su día que se declararan zonas de actuación urgente", señala.
El riesgo de incendios no es el único problema que ha llevado Filomena a los campos: "La acumulación de biomasa muerta favorece la proliferación de plagas. Los insectos perforadores Tomicus e Ips aprovechan los momentos de debilidad de un árbol y las ramas muertas para reproducirse y alimentarse", advierte.
Según este ingeniero forestal, "lo que más predispone a una catástrofe de grandes dimensiones es el estado en el que se encuentra el medio natural que, por regla general, no está bien gestionado en España. Los lugares más peligrosos son aquellos en los que se han abandonado las prácticas agrícolas y ganaderas, y actividades como la recogida de leña. La superficie forestal en nuestro país está creciendo cada año, pero de forma caótica".
Por ello, considera que "pese a que España cuenta con excelentes medios de extinción, se ha cometido el error de no invertir en gestión forestal. No hay ninguna comunidad en la que puedas afirmar que se está haciendo bien. Ni se gestiona ni se invierte, las medidas preventivas en un espacio natural se ven como un gasto", critica.
"Del 95% de los incendios se entera muy poca gente porque no llegan a quemar una hectárea. Los llamamos conatos. Y esto ocurre por el éxito de los medios de extinción que hay en España, que tienen una efectividad altísima. Pero cuando hay incendios simultáneos se pueden desatar grandes fuegos muy difíciles de controlar". Por eso, este experto considera que "si hay incendios simultáneos, España podría sufrir una situación tan dramática como la griega", asegura.
"Lo que vive ahora Grecia son muchos incendios simultáneos, una situación distinta a la que sufrieron en 2018 en el Atica, cuando murieron más de cien personas", señala. "Grecia tiene un medio natural parecido al nuestro y tampoco se hace gestión forestal. La diferencia es que nosotros contamos con medios de extinción muy importantes pero cuando hay incendios con ciertas características, no puedes hacer otra cosa que esperar a que las condiciones climatológicas sean más favorables para poder actuar".
Como ejemplos menciona la oleada de incendios simultáneos que sufrió el norte de España en diciembre de 2015, o el fuego que en 2019 arrasó 12.000 hectáreas en Gran Canaria y obligó a evacuar a más de 9.000 personas.
También muestra su preocupación por la situación que se vive en comunidades como Baleares, "hay urbanizaciones en medio de espacios forestales que en caso de incendio podrían tener dificultades para ser evacuadas. Hay planes de prevención pero no se ejecutan porque en España aún no hay una cultura del riesgo frente al incendio forestal. Parece que no nos va a pasar a nosotros", denuncia.
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