miércoles, 3 de julio de 2019

LEONARDO DA VINCI

El Steve Jobs del siglo XV

En sus bocetos dio vida a helicópteros, armas y otros mecanismos que, imposibles de construir en la época, se harían realidad siglos después
Ballesta gigante (1485, 'Códice Atlántico'). Pluma y tinta. Biblioteca Ambrosiana de Milán (Italia).
Su carácter llama la atención a biógrafos de todo el mundo: podía pasar de un aislamiento extremo a una vida de fiesta y corte. Se quedaba horas observando la naturaleza y amaba a los pájaros y a los caballos al igual que a los seres humanos. Dicen que fue muy generoso con sus sirvientes y allegados. Y que no terminaba nunca a tiempo sus obras, porque para él el arte requería de estudio y perfección, y la perfección, pensaba, estaba reñida con los plazos.
De Leonardo di ser Piero da Vinci, (1452, Vinci), conocido como Leonardo da Vinci, se ha dicho -y publicado- (casi) de todo. Y, sin embargo, en el 500 aniversario de su muerte el genio sigue siendo un misterio en muchas de sus facetas. Afamado mundialmente por su pintura, su legado va más allá de La Gioconda o La última cena. Hablamos de sus más de 5.000 páginas repletas de bocetos de ingeniería, aeronaútica, hidráulica, mecánica...
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