ASTRONOMÍA
El planeta que sobrevivió a la muerte de su estrella
Detectan a 410 años luz un pequeño planeta que ha sobrevivido a la destrucción de una enana blanca
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En 1970, el matemático estadounidense Larry Niven ideó un mundo alienígena avanzado que vivía sobre una plataforma circular alrededor de una estrella lejana en el año 2850. Mundo Anillo es un clásico de la literatura de Ciencia Ficción, con tantos seguidores como detractores, entre ellos, el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT). Los estudiantes de este prestigioso centro de investigación se quejaron al autor de que tal construcción no podría mantener su órbita y se chocaría con la estrella. Para dar una solución, Niven escribió, diez años más tarde, una secuela: Los ingenieros de Mundo Anillo.
Sin embargo, la realidad siempre supera a la ficción. Un equipo internacional de astrónomos ha descubierto un pequeño planeta donde no debería estar. A 410 años luz de la Tierra, un fragmento rocoso de poco más de un kilómetro de tamaño sobrevive a la colisión con una enana blanca. Se mantiene en órbita sin caer sobre ella y está inmerso en un disco de escombros. A su paso, va dejando una cola de gas como la de los cometas, creando un anillo dentro del entramado de residuos circunestelares.
Los científicos creen que este planetesimal (como se llama a estos cuerpos pequeños sólidos) no ha sucumbido aún a la fuerza gravitacional de la estrella porque es muy denso y podría contener metales pesados, como hierro y níquel. Las enanas blancas son estrellas que mueren al consumir su combustible nuclear, una etapa por la que pasará nuestro sol dentro de 6.000 millones de años. "Estos cuerpos nos muestran que grandes fragmentos pueden sobrevivir alrededor de las enanas blancas en una órbita cercana. De ellos podemos aprender cómo es un proceso extremo: la interrupción y el consumo final de material planetario por parte de una enana blanca", ha señalado a EL MUNDO el astrofísico de la Universidad de Warwick (Reino Unido), Christopher Manser, autor principal de este trabajo.
El estudio se ha publicado este jueves en la revista Science y forma parte de un macroproyecto internacional dirigido desde 2016 por el astrofísico Boris Gänsicke, catedrático de la Universidad de Warwick. Los datos para este ambicioso programa los ha recogido el Gran Telescopio Canarias y se reparten entre numerosas investigaciones que se desarrollan en paralelo. El GRANTECAN, como también se conoce a este instrumento, es uno de los mayores telescopios ópticos del mundo. Se construyó en 2007 y está en el Observatorio del Roque de Los Muchachos, en la isla canaria de La Palma.
"Una complicación adicional cuando estudiamos las enanas blancas es que son muy débiles. Sólo con telescopios muy grandes como Grantecan es posible hacer este tipo de medidas", ha comentado a este medio Eva Villaver, investigadora del Departamento de Física Teórica de la Universidad Autónoma de Madrid, experta en la evolución de las estrellas y los planetas que las orbitan Eva Villaver y coautora de este trabajo.
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