martes, 26 de noviembre de 2013

LOS LADRONES LO SIGUEN TENTANDO


Carlos Fabra

Por:  25 de noviembre de 2013
ESTE LADRÓN QUE CAMBIA LA PRESIDENCIA DE LA DIPUTACIÓN CASTELLONENSE, POR LA CÁRCEL TENDRIA QUE CUMPLIR LOS 13 AÑOS QUE LE SOLICITÓ EL FISCAL, EN CAMBIO LE REBAJARON A CUATRO "POR BUENA CONDUCTA"
El antiguo presidente de la Diputación Provincial de Castellón ha sido condenado a cuatro años de cárcelCarlosFabrapor delitos fiscales. Felizmente, felizmente para él, ha logrado evitar las otras imputaciones. Como ha declarado su abogado, no es un corrupto.

Ni cohecho, ni tráfico de influencias han podido serle demostrados. La verdad es que me alivia mucho saberlo. Por su aspecto, por esas gafas tintadas que siempre luce, me imaginaba a un delincuente peligroso. Según este fallo, don Carlos Fabra es un caballero. Un caballero tuerto, pero caballero al fin.

Repito. Según esta milagrosa sentencia, don Carlos Fabra es un hombre recto, sin mancha, sin tacha. Dejar de pagar a Hacienda parece algo menor en el país que inventó la picaresca. Lo normal es que trates de escaparte. A ver si engaño a los inspectores. A ver si evado impuestos, que me cuesta mucho reunir cantidades astronómicas para satisfacer tantas necesidades y llenar tantas bocas.

Al Capone lo sorprendieron por delito fiscal. No quiero comparar. El dominio del italonorteamericano era increíblemente mayor. Por otra parte, no está demostrado que don Carlos Fabra sea un violento. Las únicas agresividades que le he visto son las lindezas que dedicaba a los opositores en la Diputación o a los periodistas hostiles. En fin.

Por eso, hago recuento y me digo: hombre, ya es casualidad el asunto fiscal. Todo lo veo con un prisma subjetivo y esto me afecta. Hace unos días, la Agencia Tributaria me ha cobrado la cantidad que yo le adeudaba. ¿Acaso soy un delincuente fiscal? No exactamente. Soy un pagano, un contribuyente que abona el segundo plazo de la declaración que le salió positiva.

Desde que pagué me siento estúpidamente mejor, incomprensiblemente honrado. Me siento como un ciudadano corriente que contribuye al buen funcionamiento y a la marcha de la educación, de la sanidad, de la justicia. Yo no soy tonto, me digo tratando de convencerme con un lema comercial.

Creo que no me equivoco. Don Carlos Fabra ha levantado un Imperio con el concurso de sus conciudadanos, esos contribuyentes que tontamente pagaron. O no. Don Carlos Fabra procede de un linaje rústico, como es también mi caso. La diferencia es que mi familia ha sido incomprensiblemente modesta. Como yo mismo. Con el trabajo corriente, funcionarial y ya urbano hemos prosperado sin dejar de ser zotes. Otros, en cambio, ya eran listos cuando aún calzaban pantorrillas, esas medias de lugareños avispados.

Espero que a don Carlos Fabra le marche bien todo, que el Tribunal Supremo lo absuelva, que le limpien la mancha. Que salga o que evite la prisión y el programa de La Sexta,Encarcelados. Ese día, cuando lo veamos abandonar el trullo, diremos aquello que su augusta hija proclamó: que se jodan. Que se jodan los contribuyentes.

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