miércoles, 30 de octubre de 2013

UN INMENSO SUSTO DE SORPRESA



Orson Welles conmovió al mundo hace 75 años con una ficción radial.
Mucho antes de que apareciesen internet, los teléfonos celulares, la televisión y los tuits, estaba la radio. Y era capaz de generar pánico entre oyentes despistados como los que sintonizaron el 30 de octubre de 1938, a las ocho de la noche, la adaptación del clásico de H.G. Wells "La guerra de los mundos'' que hizo la Compañía de Teatro Mercury de Orson Welles.
Lo presentaron como un drama que transcurría en Nueva Jersey en lugar de Inglaterra y fue interrumpido por un boletín sobre una invasión de marcianos que aterrizaron en un pueblo llamado Grovers Mill. Era tan realista que muchos oyentes no distinguieron entre ficción y realidad durante la transmisión de 60 minutos.
Comenzó como cualquier otro programa de radio, con un presentador, un tema musical, una introducción de Welles, un informe del tiempo y una conexión con un hotel de Nueva York donde se presentaba una orquesta de España.
De repente se produjo una interrupción que hizo historia. Un locutor dijo que había habido una serie de explosiones en Marte y que masas de gas en llamas avanzaban a gran velocidad hacia la Tierra.
Volvió la música, hasta que hubo una nueva interrupción en la que un locutor dijo que un astrónomo de fama mundial, el profesor Richard Pierson (Welles), estaba siendo entrevistado en el Observatorio de Princeton, Nueva Jersey. Pierson le aseguró a quien lo entrevistaba que en Marte no había vida y que estaba tan lejos a 64 millones de kilómetros que no representaba peligro alguno.
Vino otra interrupción para informar que algo se había estrellado contra la Tierra y había producido un sacudón digno de un terremoto a 36 kilómetros de Princeton. Fue así que Grovers Mill, en la ciudad de West Windsor Township, se hizo famoso hace 75 años.
Se calcula que unas 12 millones de personas escucharon la transmisión y muchas de ellas cayeron víctimas del pánico, convencidas de que los marcianos estaban invadiendo la Tierra a través de Grovers Mill. Nadie sabía que ese pueblo había sido elegido al azar por Howard Koch, el guionista del programa. Koch cerró los ojos y apoyó su lápiz en un mapa de Nueva Jersey. Lo posó a ciegas en Grovers Mill y lo seleccionó para el guión, un día antes de la transmisión.
West Windsor Township es hoy una comunidad próspera que en los años 30 era un sector casi exclusivamente rural. En el Van Nest Park, cerca de Grovers Mill Pond, hay una placa con las imágenes de Welles, de una máquina marciana y de una familia que escucha la radio. Debajo se enterró una cápsula del tiempo.
Si bien no había nacido en la época de la transmisión, el ex concejal de West Windsor Franc Gambatese admite que está obsesionado por ese episodio y por la fama que le dio a Grovers Mill. Lo mismo se puede decir de su esposa Mickey De Franco. De hecho, la pareja está tan entusiasmada con el vínculo de Grovers Mill y la transmisión de "La guerra de los mundos'' que le dieron su nombre a su negocio.
Intentaron comprar el viejo establo cerca del cual aterrizaron supuestamente los marcianos. No pudieron hacerlo, pero se fueron a un centro comercial cercano y adquirieron todo tipo de objetos recordatorios. Incluida la figura tambaleante de un marciano.
Tiene su lógica el que los actos conmemoratorios del aniversario giren en torno de la Grovers Mill Coffee House de la pareja. Sus paredes están repletas de revistas de historietas sobre "La guerra de los mundos'' y muestran una copia original de la tapa del "New York Post" del 31 de octubre de 1938 con el titular "Guerra' radial que causa pánico genera una investigación; el gobierno analizará el guión de la transmisión''.
Si Welles se propuso generar pánico es algo debatible. En todo caso, ofreció una disculpa al final de la transmisión, que describió como "la versión radial de alguien que se disfraza con una sábana y sale de entre los arbustos diciendo "¡¡buuuuu!!''.

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