Estuvo 27 años encerrado en silencio en su casa y volvió a hablar por miedo a morir: una historia feroz de bullying en San Juan
Luis Omar Elizondo abandonó el colegio a los 14 años porque no soportaba las burlas de sus compañeros y tres años después decidió recluirse en su casa de la localidad de Las Casuarinas. Estuvo 9.857 días sin salir a la calle hasta el lunes 2 de marzo de 2020. El drama y la segunda vida de un hombre que vivió en pausa
“Venite que a Omar le pasó algo”, le dijo por teléfono María Rosa a Mario, su hermano. Eran casi las once de la noche de un domingo, el primer día de marzo de 2020. Lo primero que pensó fue lo peor. Lo había visto ayer: Omar, su hermano mayor, su compinche, caminaba raro. Imaginó que podría ser la flacidez de sus músculos, las huellas de su inactividad, las secuelas de su reposo, de su quietud. Priorizó esa idea: prefirió no suponer que tal vez rengueaba por lo mismo que había matado a su mamá. Su espanto duró lo que tardó su hermana en serenarlo: “Quedate tranquilo. Está todo bien, no es nada malo”.
María Rosa no le anticipó nada más. Quería que Omar se lo dijera en persona. No notó que ya era tarde. A cierta hora del domingo, los colectivos dejan de pasar. Había que esperar al día siguiente, cuando reanude su servicio la línea 19 de la empresa El Triunfo. Mario descansó esa noche, no durmió. Él, pintor independiente, debió desestimar una oportunidad de trabajo. A primera hora de la mañana, quería presentarse en la casa de su familia, en su casa de siempre. Se había mudado hace dos años de Las Casuarinas, un poblado semirrural de Veinticinco de Mayo, un departamento ubicado 39 kilómetros al sureste de la capital de San Juan. Se había establecido en Villa Santa Rosa, la ciudad cabecera del departamento, con su esposa Yenifer y su hijo Ian.
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