domingo, 13 de junio de 2021

 REPORTAJE

Mallorca, regreso a la isla de la calma

La isla balear es el antídoto para un año claustrofóbico. La fotógrafa inglesa Kate Bellm retrata el inagotable magnetismo de esta isla. Un refugio en el que creadores y ecologistas encuentran tranquilidad e inspiración. Y donde comienza a perfilarse un nuevo modelo de turismo.

Kate Bellm ha retratado Mallorca, donde reside parte del año, para su libro 'La isla'. En esta imagen, unas amigas suyas buceando.
Kate Bellm ha retratado Mallorca, donde reside parte del año, para su libro 'La isla'. En esta imagen, unas amigas suyas buceando.KATE BELLM

El gato Pavarotti holgazanea por la terraza mientras la directora de arte Emanuela Amato recuerda lo opresivo que fue pasar el confinamiento en su pisito de alquiler del centro de París. “Me sentía como un ratón en una jaula”. En noviembre, se mudó a una casa en Campanet, un pequeño pueblo de Mallorca, y ahora, cada vez que se levanta de delante de la pantalla, sale al patio y siente sobre su cara un rayo de sol, no se puede creer lo a gusto que está. “Me siento muy afortunada”, dice la italiana.

Si esta isla siempre ha sido objeto de deseo, en tiempos de zozobra pandémica su atractivo se redobla pese a ser un lugar prohibitivo. Las Baleares son la comunidad con el metro cuadrado más caro de España (unos 3.000 euros) y eso no frena la demanda. Según Hans Lenz, ejecutivo de Engel & Völkers, se prevé que el volumen del negocio inmobiliario en Mallorca marque un récord en 2021. “La crisis de la covid ha hecho reflexionar sobre el tipo de vida que se quiere llevar, y este lugar es un espacio de bienestar único”, dice. De acuerdo con el registro de su firma, durante el primer trimestre de este año hubo un aumento interanual del 66% en búsquedas por internet de “propiedades prime [de lujo]”.

Amato, de 33 años, echa de menos “los aperitivos con los amigos en París”, pero se deshace en elogios a su nueva tierra. “Todo está hecho a una medida humana. La artesanía es increíble. Y el sabor de la verdura… Esos tomates, esas lechugas. Hacía años que no me comía una lechuga que supiese como la del huerto de mi abuelo en Sicilia”, cuenta un cálido mediodía con una lista de reproducción de italodisco de fondo. Vino a Mallorca porque su pareja, Lauri Kopio, finlandés de 30 años, trabaja con el nuevo director creativo de Camper, su paisano Achilles Ion Gabriel, (33 años). Ahora los tres forman parte de la firma de calzado mallorquina, ella como creadora de contenidos. Los fines de semana son depredadores de mercadillos. Amato también se ocupa desde Campanet del diseño de Dust Magazine, una fina y modernísima revista de estilo alemana, escrita en inglés, que hace con otros tres italianos —uno vive también en la isla, otro en Madrid, otro en Londres— y que se imprime en Lituania. Para darle los toques finales al último número, se reunieron en Campanet. “Ahora puedes trabajar desde donde quieras”, recuerda. “La gente se está dando cuenta de que no necesitas estar en París o en otra capital importante pagando una barbaridad”. Amato espera que, una vez superada la pandemia, el ritmo de eventos de la industria de la moda sea menos frenético que antes y poder viajar por trabajo menos y de manera más selectiva. “Mañana tengo que tomar un vuelo para ir a Italia y ya tengo ansiedad”, sonríe la dueña de Pavarotti.

Un Porsche antiguo en el pueblo de Deià.
Un Porsche antiguo en el pueblo de Deià.KATE BELLM

Cerca de Campanet, en Inca, nos reciben en el cuartel general de Camper su pareja, Lauri Kopio, y Achilles Ion Gabriel. El diseñador luce la sonrisa de un niño que acaba de salir al recreo y un atuendo fabuloso. Una gorra de Prada bien loca con pelo sintético rosa; un abrigo asimétrico de Fiskars, una marca de jardinería; un pantalón rosa a juego con la gorra enloquecida, y unas botas Camper de piel de vaca con su pelo natural, blanco y negro. Nos habla, en efecto, de su gusto por los mercadillos. Le encantan los siurells, las figurillas típicas de Mallorca, y los cuadros más estrafalarios que descartan las familias locales. Originario de Laponia, no muestra mayor interés por la playa —”es aburrida, ¿no?”— y enfatiza las virtudes del interior de la isla: “La tranquilidad y la belleza de su humilde paisaje”, que, según dice, se está filtrando a su estética. “Creo que Mallorca me está volviendo un diseñador más limpio. Prefiero que lo que haga tenga una función y no caiga en el exceso formal, aunque sí me gusta darle mi toquecillo surrealista”, bromea. Tras una década envuelto en el frenesí parisiense, Achilles Ion Gabriel (33 años) se siente mejor que nunca en Mallorca. En su tiempo libre goza de la serenidad de este lugar, “de sus vinos orgánicos” y de la nueva cocina de la isla. “Tienes que ir a Ca na Toneta”, dice.

—Tengo planeado ir mañana.

—Oh, say hi to Maria!

“Qué divino”, dice Maria Solivellas cuando le damos los saludos del autor llegado del norte.

Ca na Toneta, en Caimari, reivindica la cocina mediterránea de toda la vida. Solivellas (Palma, 1970), que lleva el restaurante con su hermana Teresa, entró en el negocio de modo chocante. En 2001 vivía en Madrid y se dedicaba a la producción teatral. Le iba bien, pero no sabía si seguir por ese camino. De todos modos, le llegó una oferta interesante desde Nueva York y el 10 de septiembre por la noche envío un correo aceptándola. A la mañana siguiente se despertó y se estaban cayendo las Torres Gemelas.

“Fue como una señal”, dice en su local en Caimari. Volvió a su pueblo, donde su madre y su hermana ya habían abierto Ca na Toneta, y se involucró a fondo con ellas. Se puso a investigar el recetario tradicional, a recuperar semillas. Hoy es una chef celebrada cuyo concepto gira en torno a la identidad. “No tengo nada que inventar, solo tengo que imitar a mis antepasados desde este siglo, reverenciar lo que dejamos atrás por el impacto en nuestras vidas de la industria del turismo”, explica según nos prepara una cena con sepia y tirabeques, un privilegio que se debió a que el restaurante aún estaba cerrado (reabrió a principios de junio). Solivellas dice que la dieta mediterránea se vio arrasada por el tsunami turístico, proponiendo grasientos lechones como lo más típico o sobrasadas con —abracadabra— “carne de Rumania, tripa de China y pimentón marroquí”. “Eso es lo que hemos estado ofreciendo en vez de vender que tenemos 25 variedades de tomates espectaculares”.


No hay comentarios: