“Dile a mi señora que se case otra vez y trate de ser feliz”: las últimas horas del Che Guevara frente a sus verdugos
Se cumplen 53 años de su muerte en una escuelita de La Higuera, en Bolivia. Paso a paso, cómo fueron sus últimas horas, cuál fue el destino de los relojes y las pipas que llevaba y la orden por la que decidieron terminar con su vida
El 7 de octubre de 1967, luego de 22 combates librados por sus 52 hombres divididos en tres pelotones, el Ernesto Rafael Guevara de la Serna, el Che, recibe la última ayuda civil en territorio boliviano. Una pastora de chivas, de edad indefinible, llamada Epifanía Cabrera. Les pasa un dato: el poblado de La Higuera se encuentra a una legua. También mitiga el hambre de los maltrechos 17 guerrilleros que aún marchan con él.
Los guerrilleros la llaman “La vieja de las cabras”. Temen que los delate. Sin embargo, les informa que están a una legua de Higueras, les da algo de comida, y se refugia en su casa del monte con su hija…
Es el principio del fin de la aventura del Che. O, más bien, el paso que siguió a un afiche pegado en las paredes de las ciudades y pueblos de Bolivia.
Al estilo del Lejano Oeste, decía: “$b. 10.000 (diez millones de pesos bolivianos) por cada uno vivo. Estos son los bandoleros mercenarios al servicio del castrocomunismo. Estos son los causantes de luto y dolor en los hogares bolivianos. Información que resulte cierta, dará derecho a la recompensa. Ciudadano boliviano, ayúdanos a capturarlos vivos en lo posible”.
Debajo, cuatro fotos, y cuatro nombres, cada uno con una breve ficha de identidad: “Pombo – Benigno – Urbano – Inti". Y esta advertencia: “Nota.- Pueden usar barba o llevar nombres falsos”.
Sobre ese encuentro, Guevara escribió en su diario: “Se cumplieron los 11 meses de nuestra inauguración guerrillera sin complicaciones, bucólicamente; hasta las 12:30, hora en que una vieja, pastoreando sus chivas entró en el cañón en que habíamos acampado y hubo que apresarla. La mujer no ha dado ninguna noticia fidedigna sobre los soldados, contestando a todo que no sabe, que hace tiempo que no va por allí. Sólo dio información sobre los caminos; de resultados del informe de la vieja se desprende que estamos aproximadamente a una legua de Higueras y otra de Jagüey y unas 2 de Pucará. A las 17:30, Inti, Aniceto y Pablito fueron a casa de la vieja, que tiene una hija postrada y una medio enana; se le dieron 50 pesos con el encargo de que no fuera a hablar ni una palabra, pero con pocas esperanzas de que cumpla a pesar de sus promesas”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario