Tomasz Mackiewicz, de la heroína al Nanga Parbat
Retrato de un alpinista fuera de norma, desaparecido tras conquistar la mítica cima al séptimo intento
Tomasz Mackiewicz empezó a morirse instantes después de abandonar la cima del Nanga Parbat (8.125 m), justo tras alcanzar un sueño al que había dedicado los últimos siete inviernos. No cabe ironía mayor. Acababa, también, de celebrar su 43º cumpleaños. El caso es que erró al quitarse las gafas de ventisca para seguir el camino, y cuando quiso descender lo hizo a ciegas, apoyándose en su compañera, la francesa Elisabeth Révol, apenas 43 kilos de peso. Pero, aún siendo grave, no sería ese su mayor problema. Juntos atinaron a refugiarse en el interior de una grieta, desde donde Révol pidió ayuda con su teléfono vía satélite. Tomasz (o Tomek) sufría evidentes síntomas de edema (“sangraba abundantemente por la boca”, explicaría la francesa) y era incapaz de moverse. La única ayuda posible estaba a kilómetros de distancia, en el campo base del K2. “Me dijeron que tratase de perder altura sin mi compañero, que un helicóptero iría en su búsqueda más tarde”, declararía desde el hospital la alpinista francesa, milagrosamente rescatada por Dennis Urubko y Adam Bielecki.
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