“Le escupió en la cara y le dio el primer tortazo”
Alfonso Magaña intentó evitar una agresión machista, el atacante acabó dándole una paliza y lo dejó inconsciente y con la nariz rota
Alfonso Magaña pasó al Centro Social Luis Buñuel de Zaragoza el pasado 27 de mayo, allí la Vegan Hope Animal Association organizaba la II Feria Vegana de la ciudad. Quería darse una vuelta y participar en el movimiento contra el maltrato animal. El paseo le duró cinco minutos. Al llegar encontró a un hombre que gritaba mientras señalaba con el dedo a un camarero: “Eres un hijo de puta, te la has tirado, te voy a matar”. Después se volvió hacia la chica que iba con él y repitió: “Eres una hija de puta, te voy a matar”. Le escupió en la cara y le dio un primer tortazo; cuando Magaña vio que iba a haber un segundo golpe, intercedió.
“Fueron apenas unos segundos”, explica Magaña al teléfono. Este vigilante de seguridad desde hace 14 años intervino siendo consciente de que se arriesgaba a que la agresión cambiase de objetivo: “Me puse entre los dos y lo aparté. Le dije ‘basta, vete, déjala en paz’. Su respuesta fue un puñetazo que me rompió la nariz, ya no recuerdo nada más”. Cuenta lo que le contaron a él después, que siguió pegándole hasta que cayó al suelo, inconsciente, en medio de un charco de sangre; la gente que asistía al evento se acercó para socorrerlo, lo sacaron del recinto y llamaron a una ambulancia, donde se despertó. Ingresó en el hospital con la nariz rota, una brecha en la cabeza, diversas heridas en el rostro y graves lesiones en un oído. Pasó allí dos días y volvió a casa.
Ahora, todavía convaleciente pero ya sin puntos, se recupera con la seguridad de que volvería a hacerlo otra vez. Esa actitud le ha valido la gratitud pública, aunque él cree que solo es un "hombrecillo al que le han dado una paliza". Este jueves recibirá un reconocimiento especial por parte de la Comisión de Seguridad Privada de Aragón. “Eso de que actúas sin pensar y que es un acto reflejo… bueno, aunque no pasaron más de dos segundos entre el primer tortazo y el que iba a ser el segundo, yo sabía perfectamente lo que hacía”. Magaña asegura que vio que había peligro, que tenía que hacer algo hasta que llegara la policía, a la que ya habían llamado. “No era un borracho, ni un adicto, ni un loco. Era un hombre violento que estaba pegando a esa mujer delante de mucha gente, y amenazando con matarla”. Mientras se marchaba, el agresor siguió gritando que la iba a matar a ella y a su hija.
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