sábado, 18 de abril de 2020

Malak, quemada viva por desobedecer a su marido en Irak

Una agresión machista durante el confinamiento saca a la luz la vulnerabilidad de las mujeres tras dos décadas de democracia fallida

Una mujer camina con un carrito de compra en medio de la densa niebla en la ciudad santa de Nayaf (Irak).
Una mujer camina con un carrito de compra en medio de la densa niebla en la ciudad santa de Nayaf (Irak).HAIDAR HAMDANI
Los detalles son fragmentarios, pero las imágenes lo dicen todo. Una joven, desfigurada por las ampollas de las quemaduras, grita de dolor en la camilla de un hospital. No ha sido un accidente. Malak al Zubaidi, de 20 años, es la última víctima del machismo en Irak que, como en el resto del mundo, se ve agravado por el confinamiento. Frente al silencio habitual, una hermana de Malak ha denunciado la agresión en las redes sociales. Aunque pocos creen que el responsable vaya a ser castigado, se ha abierto la caja de los truenos.
“Socorro, socorro, que alguien me ayude”, gritaba Malak envuelta en llamas ante la indiferencia de su marido y su cuñado, según le relató a su hermana una mujer que estaba en la casa. Aunque la chica no la identifica, se trata probablemente de la primera esposa de Mohamed al Mayahi, el hombre del que Malak era segunda cónyuge. Antes de eso se había producido la enésima pelea entre la pareja porque ella quería ir a visitar a su familia y él no se lo permitía. Tenía miedo de que contara a sus padres el maltrato de que estaba siendo objeto.
 
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La hermana de Malak decidió denunciar la agresión tras ver el estado en el que había quedado esta. “Lleva ocho meses sin visitarnos. Tampoco le dejaban utilizar su teléfono; era su marido el que respondía a nuestros mensajes. Cuando mi padre llamó al padre de su marido pidiéndole permiso para ir a verla, le dijo que estaba feliz y contenta y qué para qué queríamos molestarla”, relata la chica llorosa en una grabación de Facebook. Luego ha repetido la historia en varios medios locales.
El miércoles 8, el día de la agresión, Mohamed volvió a responder con golpes a la petición de Malak para visitar a sus padres. Al parecer, le lanzó una silla. “Me quiere matar, me quiere matar”, gritaba según le contó la otra mujer a la hermana. Luego amenazó con quemarse y se roció con gasolina. La mujer, alertada por los gritos, se había acercado y vio como el marido le daba un mechero a la vez que le decía “quémate, quémate”. Cuando en un ataque de desesperación Malak lo encendió, él se quedó mirando e impidió que nadie pidiera ayuda. Sólo tres días después, y tras hacerle jurar que no revelaría lo sucedido, la llevó al hospital diciendo que había sufrido un accidente.
“Los casos son numerosos. Esta vez ha tenido más eco por las imágenes de la chica quemada. Puede decirse que [el maltrato] es un modo de vida, son muchas las mujeres iraquíes en la misma situación”, confía a EL PAÍS una activista que se identifica como Ban Layla y que lanzó la etiqueta #كل_يوم_ملاك (#todos los días hay Malak) nada más conocer el suceso el pasado domingo. Malak en árabe significa ángel.

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