A cinco años de la regulación uruguaya del cannabis, una desmentida al prohibicionismo
Legalizar no implica desastres
Según el monitoreo de ONG, el consumo no se disparó en Uruguay y además el mercado legal le ganó una cuarta parte al ilegal.
Cinco años después, lo que sigue es mejorar el abastecimiento, habilitar a extranjeros y anular el mercado ilegal.
En Uruguay, la legalización del cannabis no funcionó como un disparador del consumo, tal como argumenta la vertiente prohibicionista, pero tampoco ha logrado acabar con el mercado ilegal, lo que es uno de los propósitos declarados por el gobierno. Eso arroja el balance, a pocos días de cumplirse cinco años de la aprobación de la Ley N° 19.172 de regulación de producción, comercialización, distribución y consumo de cannabis en ese país, y de la realización de Expo Cannabis, que nuclea a la industria del sector y a curiosos de distintas partes del mundo.
En estos días, la organización Monitor Cannabis realizó un balance acerca del aumento de consumo de marihuana en la población en comparación con otros países del mundo (con y sin legalización), del que se desprende la conclusión principal de que “la experiencia mundial indica que ni los regímenes legales de prohibición ni los de regulación garantizan mayor o menor nivel de consumo”. Lo hicieron a partir de la mítica creencia de los prohibicionistas, que observan que la legalización significaría un supuesto “desmadre” de consumo de drogas. Al comparar con Holanda, Chile, Estados Unidos, Italia o República Checa se ve que la legalización no conlleva un nivel de consumo superior a la prohibición. Según el Ircaa, ente regulador que actualiza los datos todas las semanas, hay 31.293 personas habilitadas para comprar marihuana legal y 6.961 registradas para autocultivo, 110 clubes cannábicos y 17 farmacias donde se la vende legalmente.
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