Javier Fernández Aguado es director de la cátedra de Management de la Fundación La Caixa en el Instituto de Empresa y un experto reconocido en liderazgo de organizaciones y en la formación de altos directivos. Sus libros pretenden enseñar a dirigir en lo que denomina "era VUCA" (Volatilidad, Incertidumbre, Complejidad y Ambigüedad). Su última obra -Jesuitas, liderar talento libre- es un estudio profundo del estilo de gobierno de la Compañía de Jesús, el ejército de Dios más admirado de la Historia. Con sus aciertos y sus errores, desde Ignacio de Loyola.
El contenido del libro encierra las profundas razones por las que el PP -tan sólido que parecía como la Compañía de Jesús- ha sufrido la mayor metamorfosis de su historia. Ahí están los motivos -claros y nítidos- por los que Soraya Sáenz de Santamaría ha perdido y Pablo Casado ha ganado. De Mariano Rajoy a Pablo Casado. Un salto en el tiempo y en el espacio, inverosímil hace sólo un mes. Era cuestión de tiempo que el PP sufriera un revolcón en un entorno político de volatilidad, incertidumbre, complejidad y ambigüedad. La era sólida, pétrea, densa y espesa ha terminado. Hace mucho, aunque la parte del PP instalada en La Moncloa -educada en el alto funcionariado del Estado- no haya querido, o no haya podido, darse cuenta.
"¿Qué define un líder? No tengo respuesta, pero sé reconocerlo cuando veo uno", dice Fernández Aguado. "Lo que acabo de ver en el escenario ha sido un líder político, capaz de encender al auditorio y de ilusionar a un partido con la autoestima muy castigada, frente a una mujer con gesto altivo y sin discurso político", dijo en los pasillos, tras los discursos, un veterano dirigente del PP. Que primero fue aznarista y después marianista, para más señas.
La soberbia y la prepotencia de los Jesuitas está muy estudiada en el libro. La jactancia de quienes se creen superiores es un peligro muy grande, un pecado capital, que la ex vicepresidenta ha acabado pagando muy caro. No quiero debates para no hacerle daño a Pablo. Entre mi currículum y el de Pablo no hay color. Tal y como aconseja el experto, para llegar al liderazgo hay que hablar sin mucha solemnidad, de forma amistosa, directo al corazón. Lo personal sí es político ahora. Las emociones cuentan. A Sáenz de Santamaría le faltó «piel» -Carlos Floriano ya lo advirtió en un vídeo sin que nadie le hiciera caso- y a Pablo Casado le sobró.
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