jueves, 16 de agosto de 2012

EL CURA RONDINI


RECORDANDO AL CURA RONDINI 
El cura Rondini me halagó con su confianza y amistad, lo recuerdo en cientos de anécdotas, pero en este aniversario quiero recordar  aquella que ocurrió cuando creó una rifa donde el premio era una casilla rodante que construyó el gringo Mazzola  y un jeep usado que servía de remolque. Esos dos artículos eran el primer y único premio de esa rifa que luego de venderse en Regina, al quedar muchos números, el cura me llamó y me dijo; ¿Basabito?, ¡vos que sos bastante ligero para estas cosas, ¿te animarías a vender estos números en Cutral Có?. A mí que me apasionó siempre la aventura, no tuve que pensarlo demasiado, le dije que si y me dio la llave de la casilla y el jeep.   Lo invite a mi cuñado Hugo y un par de días después salimos tipo turistas rumbo a Cutral Có.  Nos instalamos en una plaza y allí abrimos la casilla limpita para que los interesados pudieran verla y comprar los números.   Habían pasado tres días y llegaron un par de policías invitándome a acompañarlos.  En comisaría después de cagarme a retos (cosa normal), me explicaron que yo estaba vendiendo los números sin sellarlos en la Municipalidad y pagar los correspondientes impuestos.  Salí  apurado y lo llamé al cura, le conté lo que había pasado y me dijo; ¡¡No vendas más que ahora salgo para allá!.  Cuando llegó venía más colorado que de costumbre, me apartó y me dijo; ¡estos están locos si quieren cobrar! ¡rajemos a la mierda Basabito!.  El salió adelante con un acompañante que traía y Hugo y yo atrás que perdíamos la casilla.

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