Los investigadores se centran en determinar si los ordenadores o los teléfonos del fiscal
Alberto Nisman fueron hackeados tras su muerte, debido a las dudas sembradas por varios testigos sobre el
operativo realizado la noche que se encontró el cuerpo, informan este domingo medios locales.
La exmujer del fiscal, la jueza
Sandra Arroyo Salgado, que interviene como querellante en la causa de la muerte, solicitó que los cinco ordenadores y los dispositivos móviles de
Nisman sean analizados para saber si alguien
los usó o accedió de forma remota cuando el fiscal ya había muerto.
De acuerdo con los registros de la empresa telefónica Claro, existe una línea a nombre de Nisman que siguió en uso hasta el 22 de enero y el móvil que utilizó los días antes de su muerte para hablar con sus secretarias registra también movimientos posteriores a su muerte, aunque estos pueden ser relativos al paquete de datos contratado, según Infobae.
«La querella intenta determinar la hora y fecha de encendido de la computadora y la existencia de programas de acceso remoto, así como identificar contenedores de almacenamiento en la nube que pueden contener registros informáticos de interés en las fechas solicitadas», sostuvo Arroyo Salgado en declaraciones recogidas por el portal Infobae.
Denuncia desestimada
Nisman, fiscal especial de la causa sobre el atentado contra la mutualista judía AMIA, que causó 85 muertos en 1994, falleció el pasado 18 de enero de un disparo en la sien, en circunstancias aún no esclarecidas.
Su muerte se produjo cuatro días después de denunciar a la presidenta argentina, Cristina Fernández, y a varios de sus colaboradores por presunto encubrimiento a los sospechosos iraníes del ataque.
En su casa había documentación relativa a la
denuncia, ya que el fiscal tenía previsto comparecer en el Congreso al día siguiente de su muerte.
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