martes, 21 de enero de 2020


El lado oscuro de los seguros que le ofrecen la pulsera de actividad

Las aseguradoras multiplican los servicios accesorios para aminorar los riesgos objeto de la póliza, pero existe el peligro de mermar las coberturas e impulsar la exclusión

Efectos de la gota fría, el pasado septiembre, en Orihuela (Alicante).
Efectos de la gota fría, el pasado septiembre, en Orihuela (Alicante). EFE
Más allá de la cobertura que siempre han ofrecido, cada vez más los seguros incluyen en sus pólizas unos servicios cuyo objetivo es monitorizar el comportamiento del usuario y guiarle para que modifique ciertos hábitos o se beneficie de actividades que acrecen su bienestar. De esta forma, consiguen una disminución del riesgo de que ocurra el evento adverso por el que se asegura. Este tipo de seguro, que florece en casi todos los ámbitos (hogarvida y salud, y coches, entre otros), sin embargo, despierta más de una duda entre los expertos. Más allá del beneficio evidente para la aseguradora de tener que hacer frente a tasas de siniestralidad más bajas gracias a la adhesión de sus clientes a estos servicios, es posible que la calidad de las coberturas se vea mermada y que sea más fácil para las compañías excluir a los usuarios que no son rentables.
El desarrollo del llamado Internet de las cosas (IoT, por sus siglas en inglés) desempeña un papel fundamental en esta tendencia, que para todas las compañías consultadas está al alza. En el seguro de hogar, por ejemplo, esta “supone la asociación de dispositivos tecnológicos conectados en las viviendas de los asegurados, que disminuyen el riesgo de un siniestro”, explica el director de Innovación de Santalucía, Ángel Uzquiza. En sus palabras, la ventaja es doble: “para la aseguradora, porque se adelanta al momento del siniestro y puede evitarlo, y para el asegurado, ya que se preocupa más por las instalaciones de su vivienda que tienen que ver con consumos y seguridad, entre otros”.

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