domingo, 28 de octubre de 2018


Boix fotografió las crueldades a las que se sometía a los prisioneros, aportando pruebas en Nuremberg
Boix fotografió las crueldades a las que se sometía a los prisioneros, aportando pruebas en Nuremberg - FRANCISCO BOIX

Francisco Boix: el horror, desde dentro

El preso español en Mauthausen fue clave en la acusación contra altos jerarcas nazis en el juicio de Nuremberg


Editor gráfico de ABCActualizado:
El silencio y el respeto son las sensaciones más habituales que se perciben en la visita de cualquier campo de concentración nazi. En el campo austriaco de Mauthausen tiene una característica especial, una escalera de la muerte, la Todesstiege. Fue construida por los presos y por ella tuvieron que cargar enormes piedras subiendo los 186 escalones. Un escenario en el que los matones brutales de las SS pudieron dar rienda suelta a sus más crueles instintos asesinos. Doscientas mil personas fueron internadas en el campo, la mitad murieron cruelmente.
Fue el campo con el mayor número de presos españoles (ocho mil), principalmente exiliados republicanos que fueron capturados en Francia. Uno de ellos fue el barcelonés Franciso Boix. Pero no fue uno más. Tuvo una idea y se jugó la vida por ella. Una vida que, de todas maneras, no valía mucho en el campo.

Francisco nació en 1920 en Barcelona y fue hijo de un sastre muy aficionado a la fotografía, cuya pasión contagió a su hijo. Afín a las juventudes socialistas, empezó a trabajar como fotógrafo de prensa en distintos órganos del partido y en el año 1937 no duda en marchar al frente del Ebro para aportar su grano de arena como reportero.

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