jueves, 20 de marzo de 2014

La cárcel, el inevitable destino de los corruptos

De los primeros en entrar, a la traca de sentencias de las últimas semanas, el goteo de ingresos en prisión de políticos de primera línea con condenas ejemplares respalda que en Balears los delitos se castigan

04.08.2013 | 06:30
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CHORIZO DE CERDO MALLORQUIN

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­Hagan sitio en la cárcel. Los sucesivos capítulos de corrupción en Balears que empezaron a salir a luz a finales de 2006 llegan a su desenlace. Todavía queda largo recorrido, pero la traca de sentencias de las últimas semanas y la entrada en prisión de muchos de los protagonistas de la superproducción que ha resultado ser la corrupción en las islas marcan un punto de inflexión en la historia del saqueo de las arcas públicas del archipiélago. Tras la seguridad de que la corrupción se persigue en las islas, ahora se puede decir que también se castiga. El goteo de entradas en prisión de políticos de primera línea respaldan esa afirmación. Estar entre rejas ha sido y es el inevitable sino de muchos de los nombres que durante un lustro gobernaron las instituciones de Balears.
En las últimas semanas han cruzado las puertas de la cárcel Maria Antònia Munar, Francesc Buils, Miquel Nadal (tres líderes de la desparecida Unió Mallorquina) o Josep Juan Cardona, conseller con Matas, y sus colaboradores en el caso Scala, Antònia Ordinas y Kurt Viaene. Algunos entran por primera vez y otros ya lo habían hecho por prisión preventiva. En cualquier caso no fueron los primeros. Rodrigo de Santos, Eugenio Hidalgo o Tomeu Vicens son solo algunos de los que ya les esperaban en la cárcel.
Los primeros entre rejas
El primero en pisar el frío suelo del centro penitenciario de Palma fue Javier Rodrigo de Santos. El exconcejal de Urbanismo del ayuntamiento de Palma entró en prisión el 12 de noviembre de 2009. Los jueces de la Audiencia Provincial lo enviaron entre rejas después que se le condenara a 15 años de prisión. Su pena fue posteriormente rebajada. En la actualidad cumple una pena de siete años de prisión, dos por malversación de fondos públicos por pagar con la tarjeta del ayuntamiento en prostíbulos y cinco por mantener relaciones con un menor. Después de más de tres años y medio entre rejas, el ex teniente de alcalde Urbanismo de Cort disfruta ya periódicamente de permisos de salida. En menos de tres años habrá cumplido su condena. Antes ya habrá salido de la cárcel el que hubiera podido ser el primero en ser privado de libertad. El exalcalde de Andratx, también del PP, Eugenio Hidalgo ingresó en prisión por el caso Voramar. Lo hizo el 28 de diciembre. El día de los Santos Inocentes, el Supremo lo ratificó como culpable de un delito urbanístico por construirse un chalé de 130 metros cuadrados en suelo protegido. Los cuatro años a los que fue condenado se cumplirán a finales de este año, aunque en la actualidad ya disfruta del tercer grado. A su compañero de delitos y condenas, el ex director general de Ordenación del Territorio, Jaume Massot, que ingresó el mismo día que Hidalgo en la cárcel, le queda algo más de tiempo en prisión. Massot fue condenado a más de siete años y medio de prisión por hasta tres causas.
La cúpula de UM en prisión
Era verano, un cálido 6 de julio de 2010, cuando al Tribunal Superior de Justicia de Balears, llegaba a pie, en manga corta y acompañado por un agente de la Guardia Civil, Tomeu Vicens. La condena de tres años de prisión del Tribunal Supremo, convertía al que era portavoz de Unió Mallorquina en el Parlament en el primer parlamentario de las islas en entrar en la cárcel. Lo hacía por premiar con fondos públicos a un contable que le había facilitado facturas falsas para camuflar comisiones del caso Son Oms. Su entrada, supondría, a larga, la dinamitación de la cúpula del partido. A raíz de sus posteriores confesiones, se fue complicando el destino de sus compañeros de formación, Munar y Nadal.
Maria Antònia Munar, la mujer que durante más de una década decidió el color político de las instituciones de las islas, entró fulminantemente en prisión el pasado 24 de julio, un día después de que la Audiencia Provincial la condenara a ella, y a toda la cúpula del partido, por la fraudulenta venta del solar Can Domenge. Con una pena de seis años de prisión, los jueces de la Audiencia ordenaron su inminente entrada en prisión al temer su huida. Por un día, la expresidenta del Parlament, del Consell de Mallorca y de su partido, Unió Mallorquina, privó a su compañero de formación Francesc Buils de convertirse en el primer conseller del Govern en entrar en prisión, ya que ella ocupó el cargo de consellera de Cultura en una de las legislaturas de Gabriel Cañellas. Buils se convierte, sin embargo, en la peor mancha del Pacte de Progrés. Conseller de Turismo durante el Govern de Antich, entró el pasado día 25 condenado por pagar con dinero público al exalcalde de Sóller, también de UM, Antoni Arbona, para conseguir su apoyo en el partido. Una semana después entró Antoni Rebassa, alto cargo en la conselleria de Turismo, condenado a cuatro años de prisión.
El también expresidente de la formación, el delfín de Munar, Miquel Nadal, entra en la cárcel después de que el Supremo confirmara su condena de cuatro años de prisión, por un delito casi idéntico al de Buils, regar con fondos de la conselleria de Turismo al exconcejal de Turismo del ayuntamiento de Sóller, Tomàs Plomer. A esa condena hay que sumarle otros cuatro años de la condena por el caso Can Domenge, donde también, aunque no ingresará en prisión, fue condenado el exconseller insular de UM, Miquel Àngel Flaquer.
Más allá de UM, meses atrás entró en prisión otro histórico de la política en las islas, Joaquín Rabasco. El polémico líder del partido ASI y durante 20 años concejal y llave de gobierno en el ayuntamiento de Llucmajor entró el pasado 19 de abril en la cárcel tras una condena de dos años por un delito de negociaciones prohibidas y fraude a la administración.

Del Cola-Cao a la cárcel
"Dale un beso a mi madre". Con esta frase del exconseller Josep Juan Cardona finalizaba uno de los episodios más ilustrativos de la corrupción en Balears. En la retina de los isleños queda la imagen del desentierro de la lata de Cola-Cao llena de dinero enterrada en el huerto de la casa donde la presidenta del CDEIB, Antònia Ordinas, vivía con su pareja, la soprano Isabel Rosselló, y un ca rater. De ahí a las ejemplares condenas con las que la Audiencia Provincial ha castigado a los miembros de la trama de comisiones ilegales del caso Scala. Para Cardona, 16 años de prisión; para el ex director general de Comercio, Kurt Viaene, que entró en prisión con un claro "soy corrupto y he venido a pagar mi pena", cinco años; y para Antònia Ordinas, tres años y tres meses. El martes de esta semana, acordándose de su madre y despidiéndose de su cuñada, Cardona entró en el coche que le llevaría a la cárcel.
Estos son los que ya están entre rejas, pero cada vez más cerca del desenlace, muchos, empezando por el expresident del Govern, Jaume Matas, saben que les resultará prácticamente imposible evitar compartir el destino de los que un día fueron sus compañeros. Hagan sitio en la cárcel.

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