ARROYO SALADO
Mi viejo y querido
amigo, aquel de las alegrías,
Hoy vuelvo a recuperarte después de tantas etapas
Te vi en una foto antigua cuando en tus aguas reía
Y las algas transparentes mostraban tu clara estampa
Tal vez no tenga razones de juzgar a mis paisanos
Pero siento la impotencia de haber faltado unos años
Y cuando voy de visita te encuentro todo cambiado
Menoscabo de una historia, que logran haciendo daño
Tu vida igual que la mía, la fue desgastando el tiempo
Pocos son los que se acuerdan de esas tardes de verano
Cuando metido en tu lecho con la pandilla del barrio
Refrescábamos el cuerpo, sin hacer ningún apaño
Me recuerdo a los tomeros, en épocas de limpieza
Metidos dentro de tu agua, recortándote las algas
Que salían presurosas rio abajo y en jangadas
Como barcos de ilusiones según nuestra tenue infancia
También recuerdo los peces, aquellas percas doradas
Se veían desde un puente, que mi padre fabricara
O brincando entre la red cuando en las noches pescaba
A orillas del desemboque tras la chacra de Coraza
Responsables son aquellos que su deber es cuidarte
O los que vierten inmundas sustancias dentro del agua
Que te ignoran como historia, se olvidan de que jugaste
Un papel preponderante justo en la puerta del valle
Yo no puedo hacer gran cosa, tal vez pudiera añorarte
Pero ¡claro!, la distancia, también es algo que atañe
Solo quiero que recuerdes lo mucho que supe amarte
Un día echaré una flor en tu cauce agonizante
El arroyo salado, columna vertebral de Villa Regina, fue
santuario de pescadores que acudían de otras localidades en las templadas
noches de verano. Su majestuoso cauce claro, transparente y límpido, ha sido
asesinado por autoridades, fabricas, chacareros y desalmados que arrojan en su
trayecto cuanta basura pueda contribuir a su deterioro final. Solo los
nostálgicos y sensibles nos revelamos ante su muerte repudiando con las armas
que poseemos para que sepan que la naturaleza pone todas sus cosas en su sitio.
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