Todos los enchufados del presidente
Balears paga a 2.087 políticos, de los que más de 450 han entrado a dedo con rango de asesor. El Govern contrata menos fieles que nunca, pero aún así Bauzá cuenta con 55, a los que se suman 64 nombrados por libre designación en la red sanitaria, y 66 cargos y eventuales digitados para empresas públicas. Sólo este escuadrón del ejército de afines colocados por el PP le cuesta a los baleares 8,5 millones al año. La inmensa mayoría de los elegidos para salarios hoy de lujo tienen formación y experiencia para ocupar su cargo, pero abunda la incompetencia curricular: casos como el exconseller de Educación reubicado en Economía, la miss metida a secretaria presidencial o el pescador jubilado que asesora a Familia lo prueban
03.06.2013 | 06:30
Alberto Magro El diccionario real y oficial de la lengua favorita del president Bauzá, el español, define como “incompetente” al que carece de “aptitud o idoneidad para hacer algo”. Y entre los nombrados a dedo de su Govern hay unos cuantos que se ajustan cual guante a la definición académica. Son minoría, una gota de incompetencia en un mar de cargos perfectamente capacitados y cualificados para lo que hacen, pero son. Y los contribuyentes pagan un buen pico por ellos. En total el Govern y sus empresas cuentan 245 altos cargos y asesores, nombrados a dedo con una receta habitual en las democracias occidentales: elegir entre los ideológicamente afines a personas formadas y experimentadas en un puesto como el que van a ocupar. Eso se cumple en el 90% de los asesores y trabajadores eventuales de este Govern. Pero hay excepciones.
Y sonadas. Dos de los casos más ruidosos de cargos y asesores de a 46.283 euros el año cuyo currículum no se adapta a su puesto los han leído en los últimos días. El más publicitado fue el nombramiento como secretaria personal del presidente de una joven de currículum brillante para su edad (25), pero casi carente de experiencia laboral, desnuda de formación de secretaria, y ajena al imprescindible manejo exhaustivo del Govern que exige un cargo hasta hoy siempre ocupado por pesos pesados con décadas de trayectoria. Se llama Verónica Hernández, es periodista de carrera recién comenzada, y el público la conoce por un mérito o fortuna que algunos afean como demérito: atesorar belleza suficiente para lograr el título de Miss Balears (con el voto de Bauzá y otros admiradores).
El segundo y más reciente ejemplo es el enchufe en la Conselleria de Economía como asesor de un hombre de carrera destacada, talla intelectual notable y bonhomía suficiente como para ser el único miembro de este Govern que se ha demostrado capaz de disculparse por un error, pero que no tiene ninguna experiencia ni formación ligados a la economía. Pese a ello, y pese a la patada con la que el president le sacó del Govern, se ha plegado a volver al redil y al generoso pesebre de 46.283 euros más dietas que alimentarán sus cuentas a cambio de aconsejar sobre una materia en la que es curricularmente incompetente. Se trata del exconseller de Educación Rafael Bosch, bregado gestor escolar al que Bauzá relegó para poner en su lugar a una agente inmobiliaria y abogada. Otra incompetente de definición académica, como confesó ella misma en la toma de posesión: “Sé de educación lo que cualquiera”, certificó Joana Camps, frase que pasaría desapercibida si no fuera porque es la máxima responsable de educación, materia que desconoce y de la que depende el futuro de los jóvenes baleares.
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